En los últimos años, desde México, Arreola ha seguido siendo un observador preciso e informado de la realidad de la isla. Su visión resulta inusual dentro de medios ideológicamente volcados a la legitimación internacional del sistema cubano, por el espacio que dedica a señalar las tensiones entre la sociedad y el Estado en la isla y a localizar los debates y demandas de múltiples actores, tan diversos como la Iglesia católica, los intelectuales, los académicos y los opositores.
Su reciente libro, Cuba: el futuro a debate. La era de Raúl Castro y los retos de la transición (Debate/ La Jornada, 2021) es una guía para adentrarse en la Cuba del siglo XXI pero también un autorretrato del tipo de periodismo que practica Arreola. En este volumen se narran los principales eventos que van de la convalecencia de Fidel Castro en 2006 y la primera sucesión, a favor de su hermano Raúl, hasta la más reciente aprobación de la nueva Constitución de 2019 y el relevo de Miguel Díaz-Canel en la presidencia de la república y el máximo liderazgo del Partido Comunista.
La narración, siempre atenta a las complejidades del proceso de cambio que experimenta Cuba en el siglo XXI, que no duda en definir como “transición”, es rica en detalles. El periodista se detiene en el papel de Hugo Chávez como vocero de la convalecencia de Fidel Castro, en el choque de visiones sobre la reforma entre los hermanos Castro, en la purga de los jóvenes dirigentes fidelistas en 2009, en la reorganización de la cúpula política tras los tres últimos congresos del Partido Comunista, en el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama, en la recuperación del vínculo bilateral con México desde el sexenio de Felipe Calderón y en la más reciente agudización del diferendo con Washington tras las sanciones de Donald Trump, preservadas por Joe Biden.
A diferencia de tantas representaciones periodísticas de Cuba, en la izquierda latinoamericana, este libro no describe las reformas económicas y el reajuste del sistema político, luego del proceso constituyente y la última sucesión, como iniciativas de una dirigencia histórica, seguida unánimemente por la población. Arreola da especial importancia a los disensos que han acompañado la nueva Constitución, antes y después de su entrada en vigor en 2019.
En medio del ascendente anti-intelectualismo que se observa tanto en la derecha como en la izquierda latinoamericanas, este libro da relevancia al papel de los académicos y los periodistas en el debate cubano. En sus páginas hay protagonistas del debate como Carmelo Mesa-Lago y Aurelio Alonso, Yoani Sánchez y Julio César Guanche, Pavel Vidal y Elaine Díaz, Roberto Veiga y Milena Recio, Cuba Posible y Temas, Rialta y El Estado como tal, que, en su pluralidad, hoy serían inconcebibles en publicaciones oficiales cubanas como Granma, Juventud Rebelde y Cubadebate, pero también en periódicos latinoamericanos como La Jornada o Página 12.
El libro cierra con un recuento de los dos últimos años, tras el traspaso definitivo de poderes a Miguel Díaz-Canel, en el que destacan la agudización de la crisis económica y sanitaria y el impacto real de las sanciones de Estados Unidos en la isla. En ese recuento, sin embargo, Arreola no escamotea el itinerario de la represión y la censura, que siguieron a la aprobación del decreto 349, el estallido social del 11 de julio, ni las reiteradas y arbitrarias limitaciones a la libertad de expresión y asociación que se aplican en Cuba.