Cuando se
escriba un ensayo que trate de entender qué rayos pasa con la poesía cubana en
el siglo XXI, además de releer todo lo que han escrito en estos años José Kozer, Orlando González Esteva y Reina María Rodríguez, habrá que remitir a dos poemas que, por lo
menos, interrogan el asunto. No es algo exclusivo de la literatura
cubana, es algo global: desde hace décadas se tiene la impresión de que los
poetas escriben sin acompañamiento de la crítica, sin prosas a la mano que, como las de Eugenio Florit, ayuden a situar su lugar en la tradición. Cada quince o veinte años, casi todas
las literaturas esbozaban un “estado de la poesía” por medio de antologías o
ensayos: ahora parece que se escribe poesía sin estado.
Los dos poemas a
los que me refiero son el, precisamente, titulado “Estado de poesía” e incluido
en el volumen Crítica de la razón puta (2010)
de Omar Pérez (1964), que ganó el Premio Nicolás Guillén en la isla. Cuando el
diario Juventud Rebelde reprodujo este poema, la publicación evitó mencionar el título del libro, supongo porque
consideró de mal gusto el adjetivo con que el poeta enmendaba la "razón pura" de Kant. Aquella
autocensura replicaba la situación de ese poeta “ventrílocuo” que, al decir de
Omar Pérez, “calla cuando habla y habla cuando su propio muñeco lo escucha”. La poesía es, según el poeta,
… un idioma que se expresa
en dialectos nacionales,
para la mayoría es un
dialecto que se expresa en idiomas nacionales.
La frase vulgar,
«tener el estómago encharcado», define lo contemporáneo en poesía: exceso de
ingestión, falta de ritmo digestivo.
Deportistas del
lenguaje: enviados especiales a las olimpiadas de la ignorancia.
Libro: traje a la
medida de la industria.
Poemas: postales del
ego entre paisajes.
La única relación
espiritual ocurre en sí mismo, las otras pertenecen
al orden de lo físico.
Poeta, comparable al
ventrílocuo que pretende callar cuando habla
y hablar cuando su
propio muñeco lo escucha.
Actuar y decir
teniendo al corazón como pivote: fundamento ético de la belleza. Proclamar hoy
el derecho a la frivolidad es comportarse como ángel
que reclama
descanso retribuido.
Al poeta sus vacaciones y su trabajo al
ángel.
El otro poema que habría que tomar en
cuenta en el esbozo de un estado de la poesía cubana en 2013 sería el “Soneto
escrito en España o donde les digo ¡alerta! a todos los poetas cubanos” de Gleyvis Coro Montanet (1974), que acaba de dar a conocer la publicación electrónica
Diario de Cuba. Coro también nos
habla de una mudez y del agotamiento de un rol público, en la isla o en el
exilio, que la poeta cree encontrar en un “fatum” nacional y que Omar Pérez
ubicaba antes en la trampa de entender la poesía, un “idioma que se expresa en
dialectos nacionales”, como “dialecto que se expresa en idiomas nacionales”:
Que nada quede de Baquero aquí,
me grita que esta España dislocada
también demolerá lo que escribí
y no solo en la arena, sino en cada
omnímodo formato. Tanto así,
tan poco queda de Baquero aquí,
que el árbol, finalmente, se ha
secado.
Y si a Gastón Baquero le ha pasado,
resulta una verdad de enciclopedia.
Por eso la pregunta: ¿qué hago
aquí?
constante en su goteo, como Pi,
con su golpe de horror, con su
tragedia,
como un fatum, que viene desde
Heredia,
y sin piedad alguna, llega a mí.