
En América Latina, la tesis de Jacoby convergería en buena medida con el repliegue hacia la academia de la izquierda ex guerrillera, que se vivió entre los años 80 y 90. En la última década, sin embargo, como ya intuía el propio Jacoby en el prólogo a la reedición de su libro del año 2000, no ha dejado de producirse un nuevo giro pendular. La gran transformación de la esfera pública generada por el internet y la hegemonía de los medios en las democracias, unida a fenómenos globales como las guerras en Irak y Afganistán, la violencia del terrorismo o el narcotráfico o las revoluciones árabes, están demandando intervenciones públicas en las que el rol de los intelectuales se refuncionaliza.
Lo hemos visto en los últimos meses, en Egipto, en España y en México. Wael Ghonim, un joven programador, empleado de Google en El Cairo, se convirtió en uno de los líderes de la revolución egipcia enviando mensajes movilizadores en Facebook y Twitter. En España, Alejandro Navas, profesor de Sociología de la Universidad de Navarra, es una de las voces mejor articuladas del Movimiento 15-M. En México, una importante movilización contra la violencia del narcotráfico y contra la estrategia del presidente Felipe Calderón frente a la misma, está siendo encabezada por un poeta católico, Javier Sicilia.