
Entre los varios títulos dados a conocer por esta imprenta en lo que va de año figura Hombres de la España real (2010), un conjunto de entrevistas a personalidades de la segunda República que realizaron los escritores comunistas cubanos, Juan Marinello y Nicolás Guillén, y que fueron publicadas en la revista habanera Mediodía entre 1936 y 1938.
Magníficamente prologado por el estudioso Jorge Domingo Cuadriello, este libro rescata las conversaciones de Marinello y Guillén, quienes asistieron al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura y recorrieron varias ciudades de la península, con José Bergamín, Rafael Alberti, Dolores Ibarruri y María Teresa León, entre otros.
Uno de los escritores que entrevistaron los comunistas cubanos fue el poeta Miguel Hernández. Nicolás Guillén y su amigo, el poeta norteamericano Langston Hughes, se citaron con Hernández en una fonda valenciana y, entre otras cosas, le comentaron que durante una de las sesiones del Congreso en Madrid el poeta mexicano Octavio Paz (en la foto, con su esposa Elena Garro) y el poeta argentino Raúl González Tuñón, polemizaron sobre las “posibilidades líricas del romance para la poesía revolucionaria”.
Guillén reseña a Hernández las posiciones del debate: mientras el mexicano pensaba que el romance era el “medio de expresión por excelencia del pueblo español”, González Tuñón sostenía que el romance era un “hermoso instrumento ya gastado por el uso”. Luego de la reseña de Guillén, Miguel Hernández afirma:
“Estoy con Paz. Pero pienso que lo importante es la técnica personal del poeta. Lorca renovó, retocó, pulió el viejo romance de Góngora y el Romancero; le impuso un sello único ¿Por qué no ha de ser posible, cada vez que la calidad lírica lo permita, la obtención del romance de guerra con toda la fuerza del pueblo alentándolo como otras veces”.