Buena parte de la tendencia autoritaria de la izquierda latinoamericana, en
las dos últimas décadas, está relacionada con la renuncia a conjugar socialismo
y democracia. Aquella síntesis, que para muchos marxistas latinoamericanos de
los 70 y 80, que se involucraron en las transiciones democráticas, era posible,
dejó de serlo en los últimos años por la hegemonía de la izquierda
neopopulista. Los socialistas reacios a la geopolítica bolivariana son fieles a
aquel proyecto.
Muchos líderes de la última
izquierda latinoamericana, la chavista, originalmente no se autodenominaban “socialistas”.
Cuando empezaron a hacerlo, como el propio Chávez, fue para insistir en que su socialismo
era diferente al socialismo democrático. Un socialismo más cercano al modelo
cubano y, por tanto, a su origen soviético, si bien en la práctica el tipo de
régimen que construían era muy distinto.
Desde una perspectiva de
larga duración, en la historia de la izquierda latinoamericana, se ha vivido
una regresión ideológica, relacionada con el abandono de la tradición
socialista y el ascenso de la hegemonía neopopulista. La oposición que, desde
su revista Tal Cual, hizo el
importante intelectual venezolano, Teodoro Petkoff, a los gobiernos de Hugo
Chávez y Nicolás Maduro, es toda una lección moral, que pone en evidencia dicho
retroceso.
Petkoff fue un comunista que,
bajo la influencia de la Revolución Cubana, se sumó a la guerrilla contra los
gobiernos democráticos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni a principios de los 60.
Varias veces encarcelado y varias veces fugado de sus captores, en verdaderas
hazañas, el joven marxista comenzó a tomar distancia de la vía violenta a fines
de la década, impulsado, en buena medida, por la decepción que le produjo la
invasión soviética a Checoslovaquia en 1968.
Su primer libro, justamente
titulado Checoslovaquia: el socialismo
como problema (1969), fue una defensa del proyecto de Alexander Dubcek desde
América Latina. El lanzamiento del Movimiento al Socialismo (MAS), en 1971,
junto a Pompeyo Márquez, otro ex guerrillero marxista, que abandonó el Partido
Comunista de Venezuela, fue uno de los primeros capítulos de la incorporación
de comunistas latinoamericanos a la vía pacífica y electoral, alentada por el
triunfo de Salvador Allende y Unidad Popular en Chile.
No es extraño que, una vez
ubicado en esa posición, Petkoff convergiera con intelectuales iberoamericanos
como Jorge Semprún, Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza
y Gabriel García Márquez que, por esos mismos años, impulsaban la revista Libre en París. El tercer número de esta
revista, en la primavera de 1972, fue coordinado por Petkoff y el escritor
venezolano Adriano González de León.
En ese número se insertó una
entrevista con Pompeyo Márquez, donde el líder socialista hablaba de la “crisis
del marxismo dogmático” y de la necesidad de incorporar al debate temas como “democracia
interna, la forma de compaginar centralismo y democracia, centralización y
descentralización, responsabilidad colectiva e individual, espíritu de
iniciativa y disciplina”. Todas, expresiones que rápidamente hicieron del MAS
una organización “revisionista”, a los ojos de La Habana y Moscú.
En sus libros de los 70, como Razón y pasión del socialismo (1973) y Proceso a la izquierda (1976), Petkoff defendió aquel socialismo. Las transiciones democráticas de la década siguiente y la caída del
Muro de Berlín en 1989 le dieron la razón. Su participación en el gabinete de
Rafael Caldera, en 1996, desde donde impulsó la política social del gobierno,
fue consecuencia de una larga apuesta por la democracia desde la izquierda.
Dada esa trayectoria, era lógico que Petkoff entendiera la llegada de Hugo
Chávez al poder, en 1999, como una alternancia que consolidaba la democracia en Venezuela.
Tan lógico como que se opusiera a los indicios de autoritarismo del chavismo originario, desde el primer editorial de Tal Cual en 2000, y, sobre todo, a partir 2002, cuando tras el fracaso del golpe de Estado en su contra, Chávez inició un avance acelerado hacia la concentración del poder, en alianza con Fidel Castro. No sólo fue crítico Petkoff con los efectos internos de esa ruta autoritaria sino con los impactos negativos de la geopolítica chavista en América Latina, cuyas peores consecuencias vivimos hoy. Se llama coherencia.
creo que lo mas importante es describir las condiciones que viven y vivían los países latinoamericanos para crear esta respuesta política estas situaciones
ResponderEliminarLas sociedades-países- evolucionan siguiendo el fenómeno darwiniano pero aplicado a esos entes y no a las especies biológicas
La respuestas al imperialismo geopolitico y al imperialismo clasista no ha dado como resultado una verdadera revolución ya que el imperialismo clasista de las sociedades se han sabido adaptar y luchar contra estos enfrentamientos
Todavía queda pendiente como conseguir sistemas que tengan como base la independencia como derecho humano y el verdadero sistema democrático político
¿Será que socialismo, el socialismo marxista que va ataviado con la dictadura del proletariado, es la antípoda de la democracia representativa y que un socialismo democrático es un gran absurdo? ¿Será? ¿Será posible que en más de un siglo ese socialismo haya servido solamente para instaurar las dictaduras más prolongadas de la historia? ¿Será?
ResponderEliminarel éxito de los países europeos nórdicos es un mentis a esta tesis.
ResponderEliminarAl final de cuentas, aun el capitalismo americano, ingles, francés, entre otros son una mezcla de capitalismo con socialismo-alcance sociales positivos para la clase marginada-
En el fondo son dictaduras, no caudillistas personalistas, sino de sistemas donde los destinos, las políticas de los estados, están comandados por los intereses particulares de un pequeño segmento de la sociedad.
Esto se logra mediante una aculturación subjetiva mediante la cual al ciudadano se le acultura para entender y aceptar esa sumisión a la dictadura de una clase pequeña dominante.
El concepto de democracia, para hablar teoricamente, debe revisarse, principalmente en los estados en desarrollo, como los de américa latina.
No es verdad que las políticas de esos estados obedecen a los intereses de las grandes mayorías, mediante sus representantes congruesales