Así ha descrito la crítica Carolina León el efecto que producen en el lector las novelas de Rita Indiana (Santo Domingo, 1977). En Papi (2011) y en Nombres y animales (2013), las dos publicadas por Periférica, esas revoluciones estallan en la mente de una adolescente en el Caribe de fines del siglo XX. Casi todas las tramas caribeñas están ahí -racismos, sexualidades, diásporas, fronteras, religiones, ritmos, drogas, miserias, corrupciones, dictaduras...- y, sin embargo, no hay riesgo de exotización. Si hay un antecedente de esta prosa en la literatura del Caribe tal vez haya que encontrarlo en El barranco de Nivaria Tejera, donde la mirada de una niña se abre al drama de la guerra.
Como otros escritores de la misma generación, en Cuba, Jorge Enrique Lage, Legna Rodríguez Iglesias, Jamila Medina Ríos u Osdany Morales, Rita Indiana dialoga constantemente con el inglés. En Nombres y animales cada capítulo está precedido por un exergo en inglés que funciona como sumario de la trama. Esa ruptura con el monolingüismo es indicio de una aproximación a los dilemas de República Dominicana y del Caribe sin deuda, ya, con los ideologemas del nacionalismo. La música que escuchan los personajes de la novela (The Doors, los Beatles, Black Crows, Bob Marley, Danny Rivera, Silvio Rodríguez, Jovanoty...), entre las pestilencias de una clínica veterinaria y las azoteas bajo la noche estrellada, es una cifra de ese Caribe fronterizo.
También como otros escritores de la misma generación, en Cuba, especialmente Lage, Rita Indiana recurre a la distopía en su última novela, La mucama de Omicunlé (2015). Aquí el riesgo de la captura de los estereotipos es mayor, pero la novelista lo sortea con la misma destreza que en sus novelas anteriores. Una soltura que echa mano de la farsa o del retrato de lo grotesco caribeño, desde una dislocación temporal, en la que coexisten bucaneros, transgéneros y santeras con yonquis, tecnoadictos y ecologistas. Una mezcla de Orlando de Virginia Woolf con El reino de este mundo de Alejo Carpentier o con El mundo alucinante de Reinaldo Arenas, que coloca a Rita Indiana en el centro de la narrativa caribeña contemporánea.
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