Libros del crepúsculo

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viernes, 13 de mayo de 2016

El hombre pentafásico o el nuevo Prometeo





El conocido mural de José Clemente Orozco en la cúpula del paraninfo de la Universidad de Guadalajara, lleva por título "El hombre pentafásico". En los años 30, cuando el artista mexicano emprendió la obra, el arte socialista, en Estados Unidos, Europa o América Latina, estaba animado por la reflexión sobre "el humanismo" que, en buena medida, suscitó el rechazo a la Primera Guerra Mundial, el movimiento pacifista y la reacción contra el fascismo.
El pensador marxista argentino Aníbal Ponce, exiliado en México en los años 30, dio forma a una de las disquisiciones más orgánicas sobre el humanismo producidas en América Latina, en su ensayo Humanismo burgués y humanismo proletario (1938), publicada luego de su muerte, en un accidente, en la carretera de Morelia a la Ciudad de México, en 1936. Ponce sostenía que la tradición liberal del humanismo, entre Erasmo y Romain Rolland, estaba llegando a un punto de agotamiento y refundación, en el contacto con el marxismo. Gracias a ese contacto, en el siglo XX sería más fácil transitar de Marx a Shakespeare y de Shakespeare a Marx.
Ponce pensaba que tras la Revolución rusa, el humanismo liberal y el marxismo comunista estaban en condiciones de vencer a las filosofías idealistas o positivistas que sustentaban el imperialismo y el racismo. La mejor manera de entender el humanismo proletario, según Ponce, no era circunscribiéndolo a una ideología o una cultura de clase. Citaba a propósito un pasaje de Lenin en ¿Qué hacer?: "es necesario que los obreros no se encierren en el marco artificialmente restringido de la llamada literatura para obreros, sino que aprendan a dominar la literatura universal".
Orozco, que como los demás muralistas seguía de cerca aquellas discusiones teóricas, intentó desarrollar un argumento similar por medio del cual el obrero era entendido como un hombre que despliega sus facultades en cinco fases: el trabajo, la creación, el sufrimiento, la rebelión y la filosofía. No sé si alguien ha estudiado la relación entre el ensayo de Ponce y el mural de Orozco, pero me atrevería a asegurar que ambos compartieron las mismas premisas sobre el "nuevo Prometeo" que manejó el pensamiento socialista en los años 30.

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