Hace algunos años comentamos en este blog la figura del importante líder trotskista argentino, Nahuel Moreno, integrante de la alta dirigencia de la IV Internacional en los años 60 y 70, a propósito del capítulo que le dedica el historiador Elías José Palti, en su libro Verdades y saberes del marxismo (2006). En fechas recientes ha aparecido en Buenos Aires una investigación del historiador Martín Mangiantini, que retoma la figura de Moreno desde el ángulo específico de su debate con Mario Roberto Santucho, líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores y fundador del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que encabezaría el mayor proyecto guerrillero en Argentina, a principios de los años 70.
El libro de Mangiantini se titula El trotskysmo y el debate sobre la lucha armada en Argentina (2014), pero está centrado, como decíamos, en la polémica entre Moreno y Santucho. A la altura de 1965, ambos dirigentes habían fundido sus respectivas organizaciones, Palabra Obrera y Frente Revolucionario Indoamericano Popular, en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), en una coyuntura favorable para el apoyo a las guerrillas latinoamericanas desde La Habana, marcada por el distanciamiento entre Fidel Castro y, sobre todo, el Che Guevara, con Moscú, a raíz del pacto Kennedy-Kruschev de 1962.
La integración de aquellos grupos produjo rápidamente una fricción teórica y política que anunció una futura escisión. La principal diferencia residía en que Moreno pensaba que lo prioritario era una estrategia amplia, encabezada por un partido de vanguardia, que pudiera aprovechar todos los frentes de lucha (el movimiento obrero, las asociaciones campesinas, los grupos estudiantiles e, incluso, sectores de las izquierdas peronistas y socialistas), mientras que Santucho, de acuerdo con la teoría guevarista, sostenía la necesidad de crear un ejército revolucionario capaz de emprender una guerra prolongada. Santucho no era un defensor rígido del foquismo, ya que proponía combinar la guerrilla rural con la urbana, pero defendía una subordinación de la lucha política a la lucha armada.
Tradicionalmente, en la historia de las izquierdas latinoamericanas de los 60, se tiende a asimilar en el guevarismo la plataforma trotskista o a ambas en la "Nueva Izquierda" . Es cierto que Mandel y otros líderes de la IV Internacional simpatizaron con el Che Guevara, durante los debates de éste con los marxistas pro-soviéticos cubanos, y que el propio Guevara, después de 1962, mostró simpatías por Trotsky. Pero las diferencias entre guevarismo y trotskismo tampoco desaparecieron, ya que para Moreno y otros líderes obreros de aquella corriente en América Latina, como el chileno Clotario Blest, el foco guerrillero limitaba las capacidades de interlocución con otros sujetos y otros discursos revolucionarios de la región.
Saludos cordiales, he leído con mucho interés algunos de sus libros acá en la isla…incluso nos reunimos en un pequeño grupo literario a discutir sus ideas, lo hacemos con pasión y a fondo, nada de tintes, ni afeites…He escrito un par de artículos que me gustaría leyera y si tuviera tiempo, sería un placer enorme para mí recibir sus consideraciones sobre los mismos…
ResponderEliminarApuntes de un cubano honrado que piensa el socialismo como vivencia: leer en: http://caracoldeagua-arnoldo.blogspot.com/2015/03/apuntes-de-un-cubano-honrado-que-piensa.html
Nuevos apuntes de un cubano honrado que piensa el socialismo como vivencia: leer en: http://caracoldeagua-arnoldo.blogspot.com/2015/03/apuntes-de-un-cubano-honrado-que-piensa.html
Abrazos cordiales: Arnoldo, editor del blog CARACOL DE AGUA