Libros del crepúsculo

Libros del crepúsculo

miércoles, 11 de marzo de 2015

La fábrica del hombre nuevo

Con este subtítulo, el filósofo francés Robert Redeker dio a conocer en 2010 su ensayo, Egobody, en la Librairie Arthème Fayard, rescatado el año pasado por el Fondo de Cultura Económica en Colombia y México. El libro no es propiamente un tratado filosófico sino un ensayo y, por momentos, un panfleto de ideas. Su tesis es simple -vivimos un momento de vaciamiento espiritual del sujeto, de cosificación material y, sobre todo, biotecnológica de la persona humana, en el que el yo acaba reducido al cuerpo-, pero expuesta como una jeremiada filosófica, con apelaciones a todas las tradiciones doctrinales imaginables de Occidente.
Redeker cree que estamos ante el nacimiento de un hombre nuevo, conectado tecnológicamente a la red global, químicamente dopado, que hace dietas y ejercicios, va a la iglesia y al gimnasio, y aspira a la longevidad, lo que es otra manera de decir, la "inmortalidad". Este nuevo hombre eternamente joven es un conformista, que consume pasivamente mercancías y, sobre todo, una mercancía tecnológicamente fabricaba para su particular y exclusivo consumo, que es la imagen de su propio ser ideal. Imagen perfectamente acomodada a la mercadocracia contemporánea, que borra los últimos impulsos libertarios que quedaban al ciudadano moderno, construido por las revoluciones de los siglos XVIII, XIX y XX.
Más allá de la contrapastoral del Internet y la tecnología, o precisamente por esa protesta letrada contra la globalización, este libelo filosófico ilustra un tipo de operación ecléctica, muy común en estos días, en la que parecen darse la mano conservadurismo y liberalismo, comunismo y fascismo, Marx y Nietzsche, Rousseau y Maistre, Heidegger y Marcuse. En varios momentos de Egobody, Redeker hace una lectura libertaria de pensadores reaccionarios, como el católico español del siglo XIX Juan Donoso Cortés o el racista francés del mismo siglo, Joseph Arthur de Gobineau.
Donoso Cortés le sirve a Redeker para describir al hombre nuevo como un ser "despreocupado", colocado en las antípodas del "ser preocupado" de Heidegger, que, tras la despiadada y enésima secularización de la técnica, vive ya sin la noción de algún pecado original. "La desaparición del pecado original del horizonte cultural del hombre occidental engendra una melancolía antropológica de doble faz: por una parte, el resentimiento, el odio al hombre; por otra, el sueño de un hombre perfecto, por construir". El Egobody, "nuestro despreocupado contemporáneo", aunque vaya a la iglesia y al gimnasio, se siente hijo de Adán, pero sin culpa.
Gobineau, por su parte, permite a Redeker construir una de las especulaciones más controversiales de su libro, que es la que tiene que ver con la idea del Egobody como "hombre planetario". La globalización, según Redeker, produce un multiculturalismo falso, ya que la aparente diversidad étnica de las naciones y el mundo, que gana visibilidad en la esfera pública, esconde un proceso de disolución de las diferencias raciales y culturales dentro de un mismo sujeto global. El Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas (1853) de Gobineau, "gran y hermoso libro", según Redeker, es una refutación del actual hombre planetario porque defiende las "cualidades propias de los tipos de humanidad", es decir, las diferencias naturales entre las razas.

2 comentarios:

  1. Asumo y resumo que tu texto perdió la brújula en su esgrima.
    Sería de severo agrado conocer tu siempre equilibrada opinión
    sobre tópico dilema del libro.

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  2. Asumo y resumo que tu texto perdió la brújula en su esgrima.
    Sería de severo agrado conocer tu siempre equilibrada opinión
    sobre tópico dilema del libro.

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