Junto con un modelo específico de dirección de la economía nacional, diferente al soviético y que generó múltiples resistencias dentro del gobierno, el Che Guevara legó a la dirigencia de la isla toda una estrategia de intervención en los procesos de descolonización de África, que lo mismo recurría a la diplomacia que a la guerrilla. A diferencia del modelo de dirección económica, que muy pronto sería desechado por el gobierno de la isla, la política de apoyo a la descolonización africana se extendería hasta los años 80.
Como decíamos, entre fines de 1964 y principios de 1965, Guevara viajó por Argelia, Mali, el Congo, Guinea, Ghana, Dahomey, Tanzania y se entrevistó con el argelino Ben Bella, el egipcio Gamal Abdel Nasser, el ghanés Kwane Nkrumah, el tanzano Julius Nyerere, el congolés Massamba Débat y hasta con el nuevo líder del Movimiento para la Liberación de Angola, Agostinho Neto. En uno de esos viajes, Guevara se reunió, también, con Josie Fanon, la viuda del importante marxista martiniqueño, el psiquiatra Frantz Fanon, que había muerto unos años antes en Washinghton, y reiteró en Révolution Africaine, la publicación que ella dirigía, ideas muy similares a las de Fanon en Les Damnés de la terre (1961)
El involucramiento de Guevara en esos procesos tenía, además de la sintonía ideológica, un origen intelectual que muchas veces escapa a sus estudiosos y es que el argentino era, tal vez, el único de los máximos líderes de la Revolución que hablaba y leía francés. En el Archivo del Fondo de Cultura Económica, en la ciudad de México, en los legajos correspondientes al argentino Arnaldo Orfila Reynal, director de esa institución a principios de los 60, hay varias evidencias del interés de Guevara en la traducción al español de Los condenados de la tierra, con el célebre prólogo de Jean Paul Sartre.
La traducción, como es sabido, fue encargada por Enrique González Pedrero, colaborador de Orfila Reynal, a su esposa, la escritora cubana Julieta Campos, y el libro tuvo dos ediciones, una en 1963 y otra en 1965. En los papeles de Orfila en el archivo del FCE, hay comunicaciones de Carlos Fuentes y Enrique González Pedrero que informan el interés de Raúl Roa Kourí, hijo del canciller, por entonces ubicado en la embajada de Cuba en México, en enviar ejemplares de la edición en español de Los condenados de la tierra a La Habana.
La conexión entre las guerrillas latinoamericanas y la descolonización africana y asiática, propiciada por la Revolución Cubana, fue, en buena medida, el punto de partida de la creación de organizaciones como la OSPAAAL, que celebró su primera reunión en La Habana, en enero de 1966. Guevara, que por entonces estaba recluido en una residencia en Dar es Salam, tras el fracaso de la guerrilla del Congo y a la espera de un traslado a Praga, entendió la creación de ese organismo como una confirmación de sus ideas.
El mensaje de Guevara a la Tricontinental, dado a conocer en abril de 1967, mientras combatía en Bolivia, aunque escrito meses antes, no citaba a Fanon, pero en su reseña de la situación africana aludía a una "virginidad" en el proceso colonial africano, que recuerda algunos momentos de Los condenados de la tierra. Guevara distinguía la situación de la descolonización de enclaves portugueses como Guinea, Mozambique y Angola, donde veía avances, de la del Congo, Rhodesia y Sudáfrica, con el apartheid, donde observaba retrocesos. Pero intuía, como Fanon, que no era suficiente la descolonización para dejar atrás el periodo colonial: "se advierte entonces que el maniqueísmo primario que regía la sociedad colonial se conserva intacto en el periodo de descolonización".
Muy interesante rastrear esos usos del discurso descolonial. En Venezuela, según declaraciones Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff, fue un elemento fundamental para la generación de jóvenes del Partido Comunista y del MIR, quienes terminaron participando en las guerrillas. La línea de las generaciones más viejas del Partido Comunista preferían un camino pacífico usando el sistema democrático.
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