En las últimas semanas, el teórico y crítico cultural Desiderio Navarro ha circulado una serie de reacciones electrónicas a un artículo titulado "Gramsci y las "cosas de intelectuales", de la periodista Mayra García Cardentey, aparecido a principios de mes en Juventud Rebelde. El artículo era una semblanza y un elogio del primo mecánico de la periodista, ajeno, según ella, a la "casta" y el refinamiento del mundo de la cultura y que, a pesar de ser excluido y despreciado por ese mundo, era capaz de alcanzar la sabiduría y el gusto desde los misterios de la práctica.
El texto molestó a varios intelectuales (Juan Carlos Tabío, Leonardo Padura, Arturo Arango, Guillermo Rodríguez Rivera, Arturo Soto…), que se sintieron englobados en un estereotipo demagógico, y fue respondido por Graziella Pogolotti, en el mismo periódico. La respuesta de Pogolotti fue, a su vez, respondida por Javier Dueñas, en el texto editorial "Con la cultura como escudo y espada", que, al decir de Navarro, establecía la posición del periódico sobre el tema y eximía a la periodista de cualquier expresión de antintelectualismo.
Como en la célebre "guerrita de los emails" de 2007, que reseñó Antonio José Ponte en su libro Villa Marista en plata (2009), la defensa del rol del intelectual, por parte de esos escritores, cineastas y críticos, es comprensible y oportuna. Pero es inevitable advertir que esa defensa parte una narrativa, cuando menos, caprichosa, de la historia cultural y política de Cuba y de una noción bastante precaria del fenómeno del antintelectualismo.
El desprecio por la actividad intelectual cristalizó, según ellos, durante el "quinquenio gris" y luego fue corregido por la política cultural del gobierno. Pogolotti y Dueñas citan una misma frase de Fidel Castro, sobre la "cultura como escudo y espada de la nación", para aludir a esa supuesta rectificación del antintelectualismo en Cuba. Pero es que esa frase fue expresada por Castro en el discurso de clausura del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, en 1971, un documento que sintetiza el antintelectualismo, no como síntoma pasajero de una cultura política sino como política cultural de Estado.
El antintelectualismo cubano, dentro y fuera de la isla, ha sido y es profuso. No se trata, por supuesto, de un rasgo específicamente cubano ni específicamente comunista, ya que se practicó también en la Italia fascista y la Francia de entreguerras y se practica, incluso, en Estados Unidos, donde ha sido estudiado y criticado por Richard Hofstadter, Russell Jacoby y otros historiadores. El antintelectualismo tiene raíces en el pragmatismo de la cultura popular y el conservadurismo de ciertas élites sociales y una forma bastante tangible de dicho pragmatismo tiene que ver con la manera fidelista de hacer política, basada en el ardid, la astucia y el culto a la técnica del poder.
¿Hay algo más antintelectual que la idea militar de la cultura como "arma", "escudo" o "espada" de la nación? ¿No es esa noción instrumental de la cultura, en tanto ideología nacional defensiva, un concepto que expresa el desprecio que el político profesional siente por el intelectual? Bajo un régimen como el cubano, es absurdo entender el antintelectualismo como excepción y no como regla, como falla y no como elemento constitutivo del sistema. Con el antintelectualismo, en Cuba, sucede lo que con el racismo, el machismo y la homofobia: debe ser pensado como hegemonía, no como resistencia.
¨¿Hay algo más antintelectual que la idea militar de la cultura como "arma", "escudo" o "espada" de la nación?" ¿Te refieres a la sociedad norteamericana?
ResponderEliminarNo tienes la menor idea de lo que es la cultura norteamericana, diversa por definicion. Deja los cliches , ve a la biblioteca e informate.
EliminarSí, Fidel Castro es un político muy norteamericano.
ResponderEliminarFidel Castro es el comodín de tu ausencia insular; habita allí donde se consagran tus debilidades. Es una suerte de templo que eriges para, en lo más íntimo, constatar tu verdadera estatura.
ResponderEliminarNunca lo había visto así! Gracias por la revelación.
ResponderEliminarRafael, detras de esa escaramuza del antiintelectualismo hay una bronca mas crucial... Usted debe de darse cuenta si lo piensa un poquito y lo une con otras cosas que estan pasando e involucran posiciones publicas de artistas e intelectuales... tarán!!
ResponderEliminary no existe un pragmatismo intelectual?
ResponderEliminarPor supuesto, tanto la defensa como la crítica al rol de los intelectuales tienen su programática y su pragmática y quienes las llevan hasta sus últimas consecuencias son, por lo general, intelectuales.
ResponderEliminarla de intelectuales es una de las peores especies que hay! los hay para decir cualquier barbaridad y defender a cualquier sinvergüencería. Muchas veces me pregunto qué aprenden en las universidades.
ResponderEliminarPor uno que te pone a pensar hay que soplarse a 20 obtusos.
Desde aqui afuera yo percibo que lo peor de ser intelectual es tener que interactuar con otros "intelectuales", no te envidio.
(no firmo porque además son roniosos :-)
Tu fraseologia denota que eres un intelectual frustrado. Evidentemente uno de los 20 obtusos. Lo peor de ser intelectual y bondadoso con su tiempo -como Rojas- es tener que interactuar con gente como tu...taran...
EliminarPor que los ataques personales contra este señor? Que pasa que ser noble es distante tantas veces de nosotros los cubanos? Y encima ataques anonimos! Yo me pongo anonimo porque no tengo todas esas cuentas que piden aqui, pero me las voy a aprender para hacerlo y que salga mi nombre a todas luces. Solo quiero decir que el "venenito" (porque no tiene ni siquiera la gracia de la cantarella) contra este señor Rojas, que estara equivocado o no, pero que tiene una pagina muy preciosa y muy informativa, disminuye al que lo vierte.
ResponderEliminarQue cosa con nosotros los cubanos, exiliados constantes del sentido de la proporcion.
Y lo de los intelectuales es la fabula del zorro y de las uvas, aunque tambien hay cada intellectual que se las trae... pero por ser humano, no por ser intellectual...
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