Libros del crepúsculo

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viernes, 6 de diciembre de 2013

Secularidad de la literatura

En el último The New Yorker, James Wood regresa al viejo tema de la literatura como intento de respuesta al por qué de la vida y la muerte, pero lo hace confrontando el rol de esas interrogaciones en la religión y en el arte. Recuerda Wood que en su infancia y adolescencia, tuteladas por la religión evangélica y presbiteriana de la familia y las escuelas, la literatura ofrecía un mundo paralelo, que desafiaba la normatividad moral y pedagógica sobre la que descansaba el sentido de la vida y la muerte.

"In the novel, you might encounter atheists, snobs, libertines, adulterers, murderers, thieves, madmen riding across the Castilian plains or wandering around Oslo or St. Petersburg, young men on the make in Paris, young women on the make in London, nameless cities, placeless countries, lands of allegory and surrealism, a human turned into a bug, a novel narrated by a cat, citizens of many countries, homosexuals, mystics, landowners and butlers, conservatives and radicals, radicals who were also conservatives, intellectuals and simpletons, drunks and priests, priests who were also drunks, the quick and the dead".

No se trataba, agrega Wood, de un mero zoológico de la perversión, sino de manifestaciones de lo ilegal, lo prohibido e, incluso, lo maligno, que perturbaban la mentalidad religiosamente moldeada del lector joven que fue. La secularidad de la literatura no tenía tanto que ver con poéticas malditas o con políticas laicistas o ilustradas como con la capacidad de fabular en los márgenes de la ley y la religión. Dos dimensiones, estas, que la novela o el poema modernos no tratan de negar o anular, ya que dan por asumidas por el lector joven al que intentan seducir. No sería muy difícil derivar de este apunte de Wood la idea de que la crisis contemporánea de la literatura está relacionada, justamente, con la mayor secularidad del lector, que se muestra como un sujeto cada vez menos perturbable.

1 comentario:

  1. "No sería muy difícil derivar de este apunte de Wood la idea de que la crisis contemporánea de la literatura está relacionada, justamente, con la mayor secularidad del lector, que se muestra como un sujeto cada vez menos perturbable." Cierto, y podríamos quizás agregar, que la crisis está también relacionada con la incapacidad de los escritores contemporáneos de 'perturbar' a los lectores poniendo en entredicho los nuevos paradigmas que han sustituido a los de la ley, la religión, 'lo establecido'.

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