Los Versos sencillos (1891)
de José Martí, como recuerdan algunos de sus devotos –Fina García Marruz u
Orlando González Esteva, por ejemplo- son cualquier cosa menos sencillos. A
ciertos atributos de la “sencillez”, como la rima, Martí dio un tratamiento aleatorio, que por momentos saca al lector de la cadencia establecida por
los primeros versos.
El poema V, por ejemplo, mantiene las cuartetas en
octosílabos pero altera la rima de la secuencia ABAB a la ABBA, que reaparece
también en el XI, el XIV, el XV y el XIX. El XII, “En el bote iba remando/ Por
el lago seductor,/ Con el sol que era oro puro/ Y en el alma más de un sol”…,
quiebra levemente la rima. El XXXVI la altera nuevamente, pasando de ABBA
a AABB. Ya al final del cuaderno, el XLII introduce la rima continua, AAAA, y
el XLV, “Sueño con claustros de mármol”, es, en realidad, verso libre.
Hay poemas, en ese cuaderno, que son como cápsulas en la
memoria de Martí. Los de la bailarina española, la niña de Guatemala o el que
arranca con el verso “El enemigo brutal”, que transcriben recuerdos del adolescente o el joven Martí. No en balde el
monte donde escribe sus poemas es la “catedral” o el “palacio” de la memoria.
Hay otros, como alguna vez apuntamos aquí, que traducen alegóricamente una
vivencia, dotando al texto de un sentido enigmático, por momentos, metafísico.
Dos de esos poemas alegóricos en los que
Martí refiere experiencias de escisión o desdoblamiento, nos trasladan al mundo del
espiritismo o del romanticismo noir,
estudiado por Mario Praz. Una exposición reciente en el Musée d’Orsay de París
reconstruye esa tradición, específicamente en la pintura europea, de Goya a Ernst.
Los dos poemas a los que me refiero son aquel en que Martí
habla de un “paje fiel”, que lo “cuida” y le “gruñe”, que “no come y no duerme”,
que “se le desliza en el bolsillo”, que le ofrece “una taza de ceniza”, que
“castañetea”, "derrama sangre”, “hiela y chispea”, y que resulta ser su propio
esqueleto. El otro poema noir de
Martí, en ese cuaderno, es el VIII:
Yo tengo un amigo muerto
Que suele venirme a ver:
Mi amigo se sienta, y canta;
Canta en voz que ha de doler
“En un ave de dos alas
Bogo por el cielo azul:
Un ala del ave es negra
Otra de oro Caribú.
El corazón es un loco
Que no sabe de un color:
O es su amor de dos colores,
O dice que no es amor.
Hay una loca más fiera
Que el corazón infeliz:
La que le chupó la sangre
Y se echó luego a reír
Corazón que lleva rota
El ancla fiel del hogar,
Va como barca perdida
Que no sabe a donde va”.
En cuanto llega a esta angustia
Rompe el muerto a maldecir:
Le amanso el cráneo, lo acuesto;
Acuesto el muerto a dormir.
La escena del muerto -Martí mismo- sentado al pie de la
cama, se repite en ambos poemas. Un muerto vivo, alma errante, como el exiliado
al que se le “rompe el ancla fiel del hogar”. Un muerto ofendido y rencoroso;
otro yo que emerge cuando el yo de la vigilia duerme, que maldice y refunfuña y
que debe ser devuelto al sueño para que el sujeto no despierte escindido.
Creo que Marti ocultaba muchas cosas de su vida intima. Esto se refleja en su versos enigmaticos,velados, misteriosos. Tambien pienso que fue un habil sublimador.
ResponderEliminarEn cuanto a la muerte,estuvo toda su vida enamorado de ella.
A Tomas
Rafa,
ResponderEliminar“Sueño con claustros de mármol”, no es como dices, “en realidad, verso libre.”
“Sueño con claustros de mármol” está escrito en versos medidos, son octosílabos, algunos pareados, pero la mayoría sueltos –similar a sus famosos endecasílabos-.
Martí nunca escribe versos libres, ni siquiera en el poemario que lleva ese nombre.
Sobre el tema del doble o como lo llaman en alemán doppelgänger en Martí -que es a lo que te refieres cuando hablas de estos poemas-hay algunos comentarios publicados que puedes revisar.
Es un tema, en efecto, muy interesante y “oscuro” que se ha relacionado con el sicoanálisis, la sublimación, el miedo, la cuestión de género, y que desmiente ese Martí limpio, “sincero” y puro que ha construido la hagiografía martiana.
un abrazo
J
Gracias por el comentario, J. En efecto, "Sueño con claustros de mármol", podría ser considerado "verso blanco", más que "verso libre", ya que, en efecto, aunque no hay rima hay metro en el mismo. Pero uso la expresión "verso libre", en este caso, en el sentido en que la usaba el propio Martí. Como recordarás, en la "Dedicatoria" a "Versos Sencillos", Martí decía que publicaba estos y no sus "endecasílabos hirsutos" u otros poemas de mayor complejidad lírica, a los que llamaba "libres". "Sueño con claustros de mármol" es una excepción dentro de "Versos sencillos", por la ausencia de rima perfectamente sonante y, también, por la profusión de imágenes, característica de sus "Versos libres".
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