La última novela de Javier Cercas trata sobre una banda de delincuentes juveniles que operó en Girona a fines de los 70, durante los años de la transición del franquismo a la democracia en España. Al igual que otras novelas de Cercas, como Soldados de Salamina o Anatomía de un instante, se trata de una ficción y un relato reales, en los que el narrador cuenta algo que sucedió en la historia. Pero a diferencia de aquellas obras, no hay aquí una excesiva conciencia de tal operación intelectual -narrar un hecho real en clave de novela- ni una exposición tan evidente del yo de Cercas.
La novela cuenta la historia del Zarco, el Gafitas y Tere, sin hacer del acto de la narración de los sucesos relacionados con aquella banda un dilema intelectual o literario. La dimensión metaliteraria de Cercas, menos tangible que en otros novelistas españoles contemporáneos como Javier Marías y Enrique Vila-Matas, está rebajada al mínimo en Las leyes de la frontera (2012). Una dimensión que pudo ser muy explotable al tratar algunas de las subtramas de la novela, por ejemplo, la subtrama de la relación incestuosa entre el Zarco y Tere.
Estos jóvenes ladrones eran medio hermanos, compartían la misma madre, pero sólo uno de ellos, Tere, lo sabía. El incesto, lo mismo que las drogas y los robos, eran prácticas ubicadas en esa frontera de la ley que le interesa describir a Cercas. El personaje del Gafitas parece cruzar esa frontera, cuando en la adultez se vuelve abogado. Pero dicho tránsito tiene lugar sólo para que el personaje pueda quedarse en el territorio del derecho más cercano al crimen. No es gratuito que sea el Gafitas el único de los tres personajes que no es huérfano.
La orfandad y el incesto del Zarco y Tere suceden a la intemperie, en el vértigo del crimen y las drogas, en la vida entre cárceles y albergues. Un incesto radicalmente distinto al de los hermanos de la novela The Cement Garden de Ian McEwan, llevada al cine por Andrew Birkin, quienes se enclaustran en la vieja casucha donde han muerto sus padres. En ausencia de los padres, unos y otros pierden la noción del límite que separa lo legal y lo ilegal y se entregan a rituales que, más que una subversión, producen una reproducción de la autoridad desde lo ilegítimo.
Hola Rafael,
ResponderEliminarHe tenido problemas para ingresar a tu blog desde Venezuela. Igual me ha pasado cuando intento ingresar al portal Diario de Cuba. Ahora que estoy en Bogotá, Colombia, puedo entrar sin ningún problema. Un amigo venezolano me contó que era muy probable que Diario de Cuba estuviese bloqueado en el país. Me pregunto si tienes informción sobre ello...