La más reciente novela cubana de William Kennedy, Changó’s Beads and Two-Tone Shoes (Penguin
Books, 2011), es una sucesión ininterrumpida de los lugares comunes sobre Cuba
y los cubanos que se han reproducido, por más de medio siglo, en los sectores
liberales más simplones de la opinión pública norteamericana. Estereotipos que
encapsulan rígidamente visiones sobre la
sociedad, la cultura y la historia contemporánea de Cuba. Tópicos que, a fuerza de reproducirse mecánicamente, ya se confunden con la realidad.
Dedicada a Norberto Fuentes y Natalia Bolívar y armada a
partir de conversaciones con Fidel Castro, Gabriel García Márquez, Alfredo
Guevara, Max Lesnick y Eloy Gutiérrez Menoyo, entre otros, la novela cuenta la
historia de Daniel Quinn –alter ego del propio Kennedy-, un joven periodista
norteamericano que viaja a La Habana en 1957, con el propósito de entrevistar a
Fidel Castro y contar la historia de la Revolución Cubana.
En la Habana, Quinn conoce a Renata, una bella joven de
clase alta, que trabaja en el Museo Nacional de Bellas Artes, quien se convertirá
en su esposa. Mientras la primera parte de la novela transcurre en La Habana
revolucionada de fines de los 50, la segunda sucede en Albany, New York, donde
reside la pareja, en los días previos y posteriores al asesinato de Robert
Kennedy.
Si la parte cubana de la novela es un lugar común detrás del
otro –Hemingway borracho en El Floridita, Batista asaltado en Palacio, los
románticos barbudos de la Sierra Maestra, las mulatas sensuales, la santería turística y
el confort blanco y burgués del Vedado y Miramar-, la parte norteamericana no se queda atrás: el
movimiento por los derechos civiles, el conflicto racial, la guerra de Viet Nam, los maravillosos Kennedy.
La novela conforma, entonces, un díptico de clichés. Lugares
comunes hermanados por las élites decadentes de ambos países. No encontrará el
lector aquí creativas pesquisas del mundo cubanoamericano, como las que hemos leído en
un historiador como Louis A. Pérez o en un escritor como Gustavo Pérez Firmat. Estados
Unidos y Cuba se tocan aquí, si se tocan, como realidades ajenas y
unidimensionales: la isla mágica del Caribe y la Costa Este liberal, el país de
los Castro y el país de los Kennedy.
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