Libros del crepúsculo

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lunes, 16 de julio de 2012

La guerra rara: Robert Taber y Guillermo Cabrera Infante en Girón




 El corresponsal de la CBS Robert Taber, pieza clave en la creación del Fair Play for Cuba Committee en Estados Unidos, había entrado en contacto con los rebeldes de la Sierra Maestra, a través del periodista del New York Times, Herbert Matthews, y del agente en Nueva York del Movimiento 26 de Julio, Mario Llerena, desde 1957. Este año viajó al Oriente de Cuba y entrevistó a Fidel Castro para el documental Rebels of the Sierra Maestra. Luego, como reportero de la revista Life, Taber se identificó tanto con la Revolución que acabó adoptando las ideas de sus entrevistados. Escribió un libro apasionado sobre la insurrección contra Batista, M-26. Biography of a Revolution (New York, Lyle Stuart, 1961) y, varios años después, un manual de la lucha guerrillas, War of the Flea. The Classic Study of Guerrilla Warfare (Washington D.C., Brassey’s Inc, 2002), en el que desarrolló el tema de la transición de la guerra de guerrillas a la guerra civil, basado en el caso cubano.

Una buena prueba de la identificación de Taber con la Revolución fue el texto “Playa Girón. Réquiem al Imperialismo”, uno de los artículos más radicales de la serie de varios tomos Playa Girón. Derrota del imperialismo (La Habana, Ediciones R., 1962). La nota se encuentra en el segundo de aquellos volúmenes, publicados por la mítica editorial que dirigió Virgilio Piñera, y trasmite una identificación con la guerra, mayor que la que sintieron algunos intelectuales revolucionarios cubanos. Decía Taber, por ejemplo, que la “historia registrará las batallas de la Ciénaga de Zapata como el Waterloo de ese gran poder imperial que son los Estados Unidos de América”. La intervención de Estados Unidos en Cuba era, según Taber, el inicio de un traslado de la Guerra Fría a América Latina en el que Estados Unidos quedaría desenmascarado y derrotado.

Al principio, la guerra le parece un juego: “magnífica guerra, me dije, con visitas a lugares interesantes y ataques aéreos por la mañana, y tiempo para salir a almorzar como un antiguo generalote chino”. Luego ve el horror, la muerte y la sangre.

Es interesante hacer una lectura paralela de la visión de Taber sobre Girón y la de Guillermo Cabrera Infante, en su texto de calculada distancia, “La letra con sangre”, en el mismo volumen. Casi todos los escritores afiliados al suplemento Lunes de Revolución participaron en los combates de Playa Larga y Playa Girón y escribieron crónicas o reportajes sobre los mismos. Sus textos en la citada serie, editada por R, han quedado como un buen testimonio de la adhesión de aquellos escritores al gobierno revolucionario. Una adhesión que, por varios años, sobrevivió a la clausura de Lunes de Revolución. El texto de Cabrera Infante tiene notables coincidencias con el de Robert Taber:

“Fue una guerra rara. Yo no sé mucho de guerras, pero me parece que fue una guerra rara: uno se encontraba con el enemigo cuando lo tenía encima y no lo veía más que en el momento en que lo más probable era que no lo viera nunca más”.

Como Taber, Cabrera Infante vio muertos:

“Fue entonces que comencé a reflexionar: reflexioné sobre la guerra, pero no sobre la guerra en abstracto, ni sobre el pacifismo en abstracto, ni sobre la repetición de las guerras, ni sobre el carácter guerrero del hombre: nada, nada, nada en esa metafísica de la mierda en que todo se convierte en ideas, en abstracción sobre abstracción, reflexioné en lo que me rodeaba: en los amigos, en Cuba, en aquel pobre hombre muerto, la dulce tarde, en el ruido de la guerra que se alejaba y recordé una frase. Recordé una frase de Von Klausewitz, un teórico de la guerra, un hombre que pensó mucho en las guerras, aunque no me gustara todo lo que él pensó sobre las guerras, pero pensé en ese pensamiento de Von Klausewitz que dice que la guerra es una continuación de la política de la paz por otros medios. Pensé que tenía razón, que aquella guerra lo demostraba una vez más: una política rapaz de la paz era continuada rapazmente en la guerra: el imperialismo voraz entraba vorazmente en la guerra porque no podía continuar su voracidad en Cuba: los piratas capitalistas que antes tenían una política miserable, ávida, en la paz, continuaban esa política con la guerra: el imperialismo yanqui que no había podido seguir dominando a Cuba por medio de la paz, venía ahora a tratar de dominar por medio de la guerra. Tan simple como eso….”

Pero no dejó de pensar que fue una guerra rara:

“Fue una guerra rara. Se luchó a lo largo de una carretera, en un frente que tenía el ancho de la carretera. El enemigo estaba bien armado, pero no peleó, sino que se retiró a lo largo de la carretera. Había llegado, habían visto y en 72 horas estaban vencidos”.

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