El último libro del crítico literario y profesor de Georgetown University, en Washington, Joseph Fruscione, estudia la complicada relación entre William Faulkner y Ernest Hemingway. Recuerda el crítico que en 1947, antes de que ambos merecieran el Premio Nobel, en una célebre entrevista, Faulkner aseguró que los mejores escritores del siglo XX norteamericano eran, en este orden, Thomas Wolfe, ya fallecido para entonces, él mismo, John Dos Passos, Ernest Hemingway y John Steinbeck.
En los 40, cuando Faulkner hizo aquella declaración, el autor de The Sound and the Fury (1929) era menos leído y admirado que Hemingway, a pesar de su ya vasta obra. Fruscione sostiene que la principal motivación de Faulkner al poner a Hemingway y a Steinbeck al final de su lista era una suerte de venganza contra dos de los más populares escritores norteamericanos de mediados del siglo. Colocar a un muerto a la cabeza era, además, la mejor manera de establecerse como el primer escritor modernista de su generación.
Pero Faulkner no sólo encontraba una forma indirecta de decir que era mejor que Hemingway sino que situaba a Dos Passos por encima de éste y hasta sugería por qué, a su juicio, el autor de For Whom the Bell Tols (1940) quedaba en ese poco honroso cuatro lugar. El problema de Hemingway, según Faulkner, tenía que ver con la cobardía de las palabras. Aseveración difícil de asimilar para un macho de la escritura como Hemingway: "he has no courage, has never crawled out on a limb. He has never been known to use a word that might cause the reader to check with dictionary to see if it is properly used".
Demuestra Fruscione que esa crítica de Faulkner fue decisiva para la literatura de Hemingway entre fines de los 40 y principios de los 60. El juicio de Faulkner afectó a Hemingway, cuya producción entró en un periodo de taciturna reformulación luego de El viejo y el mar (1952) y el Premio Nobel, paradójicamente cuando su reconocimiento mundial fue mayor. La inseguridad de Hemingway, los devaneos con su propio estilo, sublimados en textos póstumos como las memorias de A Moveable Feast o la novela El jardín del Edén, tuvieron que ver con aquel choque de reputaciones con Faulkner.
No hay comentarios:
Publicar un comentario