La moda ha demostrado ser uno de los negocios capitalistas con mayor capacidad de asimilación discursiva. Todo es asimilable desde la moda, incluso sus reversos: la desnudez, la pobreza, la fealdad o el anticapitalismo. En el espléndido reportaje que ha escrito Judith Thurman para The New Yorker, sobre la exposición "Elsa Schiaparelli and Miuccia Prada: Impossible Conversations", que abrirá en mayo en el Costume Institute del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, puede observarse el proceso simbólico por el cual la moda asimila valores contrapuestos a su esencia mercantil y monetaria.
Thurman recuerda unas declaraciones recientes de Prada, en el verano del 2011: "Fashion today is in the hands of the banks and of the stock market and not of its owners". Algo de la retórica de Occupy Wall Street parecía infiltrarse en el lenguaje de la modista. Thurman relaciona ese desplazamiento ideológico con la formación católica de Prada, que emerge también en el diálogo imaginario con Elsa Schiaparelli, la modista de los años 20 y 30, que se aproximó a la vanguardia, el socialismo y el feminismo de aquellas décadas.
El título de la exposición proviene de una famosa columna que tuvo Schiaparelli en Vanity Fair, titulada "Impossible Interviews", en la que la modista dialogaba imaginariamente con personalidades mundiales como Sally Rand y Martha Graham, Adolf Hitler y Huey Long, Sigmund Freud y Jean Harlow. Una de aquellas conversaciones imposibles fue un diálogo coqueto con Stalin, en el que Schiaparelli sugería que la "vanidad natural" de las obreras y las campesinas soviéticas podía encontrar satisfacciones en alguna línea de la moda occidental y que le valió una autorización para un show en Moscú en 1936:
Stalin: Can't you leave our women alone?
Schiaparelli: They don't want to be left alone...
Stalin: You underestimate the serious goals of Soviet women.
Schiaparelli: You underestimate their natural vanity.
Es esa misma vanidad, inherente a todos los humanos y no únicamente a las mujeres, la que está detras de la flexibilidad ideológica de la moda. Que gente haga dinero con eso, ya es otra historia.
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