Libros del crepúsculo

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domingo, 8 de enero de 2012

¿Poeta en actos?



En alguna parte hemos señalado lo perniciosa que, a nuestro juicio, ha sido la idea de José Martí como “poeta en actos” para el culto martiano mismo y para los discursos más autoritarios de la identidad cultural cubana. Otra variante de la misma se encuentra en el debate público o subterráneo sobre la obra del poeta habanero Rubén Martínez Villena (1899-1934), entre los escritores cubanos de los años 40 y 50.
                Poetas y críticos de la generación de Orígenes, como Cintio Vitier y Gastón Baquero, especialmente, pusieron a circular en la esfera pública cubana de aquellas décadas la idea de que la entrega de Martínez Villena a la política y su temprana muerte, de una enfermedad pulmonar crónica, habían impedido la maduración de su poesía. Vitier, por ejemplo, hablaría del “arcaísmo convencional” y de lo poco “significativos” que eran los sonetos “El cazador”, “Fin de velada” y “La medalla del soneto clásico”.
                Sin embargo, el propio Vitier y también Baquero sostenían que el drama de la biografía de Martínez Villena obligaba a “juzgarlo con especial respeto”, dada la “profunda fuerza de contradicción que habitaba en el autor de La pupila insomne –título que un panfletista contemporáneo ha convertido en equivalente del “Centinela alerta” de los integristas españoles del siglo XIX-, fuerza hastiada, tierna, irónica o colérica, cualquiera que sea el grado de inmadurez de sus entregas”.
                 La más extrema refutación de estos juicios no se debe a Raúl Roa, como generalmente se piensa, sino al crítico comunista Juan Marinello. El 16 enero de 1950, aniversario de la muerte de Martínez Villena, Marinello develó una tarja de bronce en la casa natal del poeta, el número 68 de la calle Máximo Gómez de Alquízar, costeada por el ayuntamiento local y por el Partido Socialista Popular y esculpida por Juan José Sicre y el pintor Romero Arciaga.
Prueba de la plural admiración política que despertaba Martínez Villena en las últimas décadas republicanas fue que la Comisión Municipal creada para patrocinar el homenaje estuvo integrada por militantes, además del PSP, del Partido Liberal, el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), el Sindicato de Torcedores, el Círculo Familiar, el Centro San Agustín, el Colegio de Maestros, el Colegio de Barberos y los ayuntamientos vecinos de Alquízar: Bauta, Caimito del Guayabal, Santiago de las Vegas, Bejucal, San Antonio de los Baños, Güira de Melena, La Salud y Quivicán.
En el acto de develación de la placa, en el que tocó la banda del Reformatorio Torrens, Juan Marinello pronunció un discurso en el que, entre otras cosas, cuestionaba a los críticos literarios que manejaban el tópico de la “inmadurez” poética de Martínez Villena. Marinello, en otra vuelta de tuerca al juicio de José Martí sobre los “poetas de la guerra”, llevará la idea de la “poesía en actos” al extremo de defender como “poetas” a José Stalin y Mao Tse Tung. Ambos, Stalin y Mao, habían escrito poemas juveniles, pero su verdadera poesía debía leerse en la Historia, ya que era “poesía en actos”:

“La calidad lírica de Rubén no cambio sino de sendero, y su maestría de las palabras se afiló y aceró en la polémica insuperable. Su don poético, inseparable y vitalicio en su esencia a pesar del violento repudio, le facilitó mil veces, sin él saberlo, el cordial magisterio; y la gracia verbal hija del dominio del idioma y de la posesión de sus secretos, fue en él arma victoriosa. Poetas fueron, a su tiempo, José Stalin y Mao Tse Tung. Y los poetas de hoy y mañana no les deberán, es cierto, los más logrados modelos de su arte, pero sí el tamaño de los cantos futuros. Así ocurrirá, en los límites nacionales, con Rubén Martínez Villena. Todavía por algunos años los poetas se lamentarán de que nuestro gran joven no cobijara con versos su casa de grandezas. Les pido que miren más al fondo del tiempo y de las cosas”.

2 comentarios:

  1. Estimado Rafael: el solo hecho de aludir en su post a un panfletero de tal calaña, lo sitúa a usted (casi) en el mismo lugar del aludido; además de contaminar el espíritu histórico y poético que el texto insinúa. Por cierto, el estalinista de marras al referirse a usted (cuando lo hace), lo menciona por nombre y apellido. De manera que su desliz es doble, en esta ocasión.

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  2. Gracias por la crítica a lo que Ud. considera un "doble desliz", pero que en realidad es un apunte irónico y deliberado, de menor interés en este post sobre el debate republicano en torno a la poesía de Rubén Martínez Villena.

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