Libros del crepúsculo

Libros del crepúsculo

domingo, 6 de noviembre de 2011

Razones del equivocado



En el último Babelia la figura del escritor austriaco, Peter Handke, viene envuelta en un halo trágico que deja una sensación enternecedora. En la entrevista de Cecilia Dreymüller, Handke se muestra escurridizo y zigzagueante, como sus propios libros y viajes, como sus propias divagaciones letradas por los parajes de Stendhal y Chejov, de Faulkner y Simenon. Uno de los riesgos del estilo, dice, es que cuando llega a estar muy personalizado se vuelve fácil de imitar. Y cuando eso sucede, como a su juicio le sucede a Thomas Bernhard, la escritura deja ser escritura, se convierte en artefacto.
La entrevistadora  interroga, a propósito de Preguntando entre lágrimas (2011), donde narra su involucramiento en la guerra civil yugoslava y su defensa del nacionalismo serbio, y prefiere no responder. Pregunta: “¿sigue pensando que Milósevic era una figura trágica?”. Respuesta: “ya no quiero decir nada más sobre ese tema. Cada vez que abro la boca me atribuyen palabras e intenciones que nunca he expresado. Estoy harto de esto”. En su nota “El pensador de instantes”, José Andrés Rojo parece dar en el clavo. La figura trágica no es el dictador serbio, es el propio Handke. Un escritor que tuvo razones para equivocarse:

“Handke cometió el error de decir, durante la guerra, que “los serbios son todavía más víctimas que los judíos” y, aunque se retractó inmediatamente, quedó estigmatizado. Y fue al funeral de Milíosevic, donde dijo unas palabras, como si no supiera que los gestos pesan a veces más que los mensajes. Ahí está su “irrealidad”: habló allí porque quería criticar “el lenguaje de un mundo que supuestamente sabía la verdad acerca de este “carnicero y dictador”. No lo hizo por ninguna lealtad a Slobodan Milósevic. La inmensa mayoría entendió, y seguramente con razón, que su presencia significaba su apoyo a un caudillo nacionalista. Handke y su obra tardarán aún mucho en zafarse del simbolismo de esas iniciativas. El hombre que quiso atrapar el dolor de todos los yugoslavos no debió asistir al funeral del político que gobernaba a los serbios cuando se produjo lo que el mismo Handke define como “el peor crimen contra la humanidad cometido en Europa después de la Segunda Guerra Mundial”, el de Srebrenica". 

1 comentario:

  1. No lo he leído, pero si no tuvo la inteligencia para entender cómo funcionan los medios dudo que valga la pena el esfuerzo y el tiempo.

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