A fines de los 80, el profesor de UCLA, Russell Jacoby, escribió un libro titulado The Last Intellectuals. American Culture in the Age of Academe (1987), en el que cuestionaba el desplazamiento de la crítica social norteamericana, de la esfera pública al espacio académico. A diferencia de antepasados liberales o socialistas, como John Dewey o Charles Wright Mills, la izquierda postmoderna no se proyectaba desde las universidades hacia la esfera pública, sino, al revés, de la esfera pública hacia las universidades. A partir de los 90, académicos como Noam Chomsky o Edward Said incrementaron su intervencionismo público, precisamente, con argumentos similares a los de Jacoby.
En América Latina, la tesis de Jacoby convergería en buena medida con el repliegue hacia la academia de la izquierda ex guerrillera, que se vivió entre los años 80 y 90. En la última década, sin embargo, como ya intuía el propio Jacoby en el prólogo a la reedición de su libro del año 2000, no ha dejado de producirse un nuevo giro pendular. La gran transformación de la esfera pública generada por el internet y la hegemonía de los medios en las democracias, unida a fenómenos globales como las guerras en Irak y Afganistán, la violencia del terrorismo o el narcotráfico o las revoluciones árabes, están demandando intervenciones públicas en las que el rol de los intelectuales se refuncionaliza.
Lo hemos visto en los últimos meses, en Egipto, en España y en México. Wael Ghonim, un joven programador, empleado de Google en El Cairo, se convirtió en uno de los líderes de la revolución egipcia enviando mensajes movilizadores en Facebook y Twitter. En España, Alejandro Navas, profesor de Sociología de la Universidad de Navarra, es una de las voces mejor articuladas del Movimiento 15-M. En México, una importante movilización contra la violencia del narcotráfico y contra la estrategia del presidente Felipe Calderón frente a la misma, está siendo encabezada por un poeta católico, Javier Sicilia.
Creo que las universidades -al menos algunas universidades norteamericanas- se han ido divorciando de la esfera publica, encerradas en discursos, problemas y usos del lenguaje que resultarian densos,cuando no aburridos, enajenados dentro de las redes sociales, caracterizadas por la inmediatez, la sencillez y la agilidad con que circula la informacion. No se si se ha notado que la participacion de los academicos en las redes sociales es bastante limitada, casi irrelevante, y a menudo se acercan como investigadores, desde afuera, para producir una tesis doctoral que nadie ira a consultar.
ResponderEliminarDe acuerdo con Menendez Conde.
ResponderEliminarCreo que esta mutacion se ha ido tambien dando en la medida en que han aumentado, la comodidad, beneficios y seguridad economica de que se goza una vez que se aterriza un contrato de maestro de alguna universidad. Otro factor que se podria considerar es la seguridad que da tambien debatir temas en un ambiente amistoso, y por supuesto sin la presion de las consecuencias que puede traer el proponer ideas sin una sombrilla de proteccion como lo es la academia. Vemos que "dentro de" o "debajo de" se propone algo y se expande como ola hasta que la legitimacion de la misma se da por retro alimentacion en ese intervencionismo publico.
Creo que tambien academicos como Chomsky (1) y otros se dieron cuenta en su momento, de que si ellos tenian la intencion de convertir sus teorias e ideas en realidades,o al menos que estas fuesen experimentadas, tenian que comenzar en la etapa esponja e impulsiva del ser humano.
(1)Chomsky por cierto nunca dijo si o no, a cuando desde la campanya OZT: Yo acuso al gobierno cubano, se le pidio su adhesion a la peticion contenida en la misma. Hubo intercambios de uno y otro lado y nunca se tiro del muro, ni para un lado, ni para el otro. Valiente? Se esperaria. Para un hombre que pide tanto de los demas. No, oportunista si. No dijo que no iba a firmar, pero esgrimio montones de razones e hizo otras tantas preguntas para evadir el meollo del tema: el firmar. Mutacion. Un si rotundo. Las nuevas tecnologias. En otro momento el hubiera contestado sin contemplacion alguna que no firmaria tal peticion.
Los tiempos han cambiado, como bien senalas Rafa. Las claves no son las mismas.
Gracias, Un beso.
Rafa, como siempre, una mente extraordinaria.
Ali Brouwer.