La recuperación del fragmento sobre El conflicto (2010) de George Simmel (1858-1918), por la editorial madrileña Sequitur, viene a hacer visible por enésima vez el problema de las falsas novedades en teoría social. A diferencia de las ciencias exactas y naturales, donde lo nuevo llega a ser tal por medio de la demostración, en las humanidades, muchas veces la novedad no es más que una habilidosa operación en el vacío archivístico o en la reformulación de viejos argumentos.
En las ochenta páginas que dedicó al conflicto, dentro de su gran obra, Sociología. Estudio sobre las formas de socialización (1908), y que aparecieron sintetizadas en el artículo “The Sociology of Conflict”, publicado por el American Journal of Sociology, en 1904, Simmel dijo todo lo que había que decir sobre teoría del conflicto. Todo está ahí: la unidad, el antagonismo, la lucha, los celos, la envidia, la competencia, la exclusión, los gremios, el socialismo, el triunfo, la derrota y ¡hasta la reconciliación!
Como bien advierte en el prólogo Jerónimo Molina Cano, profesor de la Universidad de Murcia, uno lee a Simmel y siente que ha leído versiones recientes de esas ideas en la polemología de Gaston Bouthoul, en los tantos especialistas en resolución de conflictos que nos rodean y, por supuesto, en los no pocos neomarxistas, con Jacques Ranciere a la cabeza, que han vuelto a privilegiar la interpelación y el litigio dentro de las formas de socialización del siglo XXI.
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