Entre la polvareda de invisibilidades, lugares comunes, folklorismos e instrumentaciones turísticas o políticas que está produciendo José Lezama Lima en su centenario, una idea, ayer, de Ottmar Ette -el gran crítico alemán, autor del mejor estudio con que contamos sobre la recepción de José Martí en el siglo XX cubano y estudioso de figuras tan hurañas como Humboldt, Barthes y Arenas- en el homenaje al autor de Paradiso, organizado por El Colegio de México, el CIDE, la UNAM, la UAM y el Claustro de Sor Juana.
Dice Ette que algunos pasajes de La expresión americana (1957), como aquellos que hablan del “pesimismo de los alimentos de Hegel” o invita a los “sibaritas ingleses a hundirse en el argentino bife” o protesta contra la españolización de Picasso, contra tantas y tantas maniobras para “extraerlo de la tradición francesa” y “desamericanizarlo”, remitiéndolo obsesivamente a los toros y las caras malagueñas, deben ser leídos como carcajadas, risas, burlas de Lezama contra los estereotipos nacionalistas e identitarios.
El propio Lezama lo dice a propósito de la representación del mundo americano en la Filosofía de la historia de Hegel: “si vuelvo a él, es un tanto con el propósito de burlarlo, señalando para su fastidio, una de las veces en que la idea no coincidió con la realidad, pues en ese soberano espíritu, parece como si los hechos y lo empírico domesticados siguieran su ideograma previo, las irritadas exigencias de su mando conceptual”.
Aquí Lezama, dice Ette, es un criollo, un republicano, un heredero de Fray Servando Teresa de Mier, José Martí, Walt Whitman y Herman Melville, un americano –más que un latino, un hispano o un “nuestroamericano”- que defiende su Nuevo Mundo, su Hemisferio, su continente, su orilla atlántica de los clichés de la vieja Europa, especialmente de la que quedó aturdida por los excesos del racionalismo neoclásico.
Como pronuncian "nuestra America", con el acento pronunciado de propiedad. El nacionalista se considera propietario, con ese instinto bajo de posesion de los propietarios de esclavos.
ResponderEliminarEl pobre Lezama cuanto tuvo que sufrir de ver esta "Casa de las Americas" reducida a una de las formas de bajeza del instinto de posesion, es decir del instinto de dominacion rebajado por el resentimiento. "Nuestra America" como rechazo, como reaccion de incompatibilidad del organismo hacia los tejidos extranjeros, extraños, ajenos. Reaccion biologica, biologista, racista que ha fundado toda una ideologia "latinoamericana", este ultimo termino connotado nacionalismo. Y aqui habria que mirar esa diferencia que Heidegger hace entre nacional (suelo, lengua) y nacionalista (biologia, raza), explicandose sobre su postura durante el periodo nazi.
Españolizacion, cubanizacion, castrismo, bolivarismo, franquismo y tantas casas màs, casas nacionalistas, encierros nacionalistas donde quisieran meter a Lezama. Nacionalismo no solamente cubano, pero derivado del cubano_castrista extremista: nacionalismo "latinoamericano". ?Quien nos dirà algun dia algo fuera del lenguaje comun, banal, estereotipado, sobre esta curiosa palabra "latinoamericano" o "Latinoamerica", etc?
La lengua precisamente, de Lezama es todo lo opuesto a un discurso identitario. Paradiso es etimologicamente un entorno que encierra, un lugar circundante, un recinto como lo es un jardin, pero no es una invitacion a encerrarse con uno mismo, sino con el mundo, con la totalidad del mundo que es en suma un Paraiso, y por paradoja extrema todo lo contrario del aislamiento, de una isla.
Y queda mucho por decir sobre ese racionalismo neoclasico, tan diferente del ilustrado, y tan nocivo. Basta por dar un ejemplo dentro de las artes, la diferencia de un Mengs y de un Goya. Habria aqui que mirar de cerca los años 1820-30 en toda America, tan decisivos, dentro de esta cuestion neoclasica y nacional, nacionalista.
Total, un agradecimiento a Rafael Rojas.
Coño, Rafa, ¿y esa idea de Ette te parece novedosa? Plisssss
ResponderEliminarRojas dice una idea, no una idea novedosa. Lo de "novedoso" lo pone el anónimo "plissss".
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