El equivocado ataque de Israel a la embarcación turca Mavi Marmara ha alejado aún más la ya distante solución pacífica al conflicto árabe-israelí en el Medio Oriente y ha incentivado, bajo la justificada reacción crítica de buena parte de la opinión pública mundial, el fundamentalismo islámico e, incluso, el viejo antisemitismo occidental.
Los estudiosos del tema comienzan a pensar el conflicto en clave eterna, como aquellas guerras de civilización que, según Michel Foucault, no tenían fin. Si tomamos como punto de partida del mismo la Declaración de Balfour (1917), pronto se cumplirá un siglo de disputa territorial por la inadmitida vecindad de seres humanos con orígenes étnicos y confesiones religiosas distintas.
El buscador de Amazon registra unos 893 libros sobre el conflicto Israel-Palestina en los últimos diez años y unos 4 225 sobre el conflicto árabe-israelí en la misma última década. Estaríamos hablando, sin mucha dificultad, de unos 150 libros al año sobre el tema, tan sólo en inglés, escritos desde todas las posiciones posibles, aunque con un claro énfasis a favor de una solución pacífica del mismo.
Pocos dramas de la historia contemporánea ilustran con tanta fidelidad la crisis de Ilustración que continuamos viviendo después de las masacres totalitarias del siglo XX. Se podrán escribir cientos, miles, decenas de miles de libros al año, llenos de buenas intenciones, hojas de ruta o agendas para la resolución de conflictos, y la guerra seguirá ahí, como recordatorio de la barbarie. “Nunca ha habido una guerra buena, decía Benjamin Franklin, ni una mala paz”.
No creo que sea un ataque equivocado sino provocado. Es cierto que los extremistas israelitas aprovechan cualquier oportunidad para ingresar la variable de la violencia. Sin embargo, entre los activistas humanitarios -siempre tan ingenuos- se infiltraron elementos desestabilizadores y de apoyo logístico a Hamas. Tales elementos intentaron llevar a cabo esta operación considerando que los israelíes, presionados por la opinión pública, no se atreverían a utilizar la violencia para detenerlos. Así, abrigaban la esperanza de arribar con la flotilla a algún puerto de Gaza en medio de los vítores de la desesperada población palestina. Esta es la razón por la que los jefes de la operación se negaron a utilizar las vías terrestres ofrecidas por Israel, evitando así la tragedia. La violencia engendra violencia, sobre todo entre culturas con orígenes comunes como judíos y árabes, casi siempre irreconciliables. Los intereses políticos y económicos se enmascaran en las diferencias religiosas y étnicas, atizadas por intereses y poderes alejados de los protagonistas de este drama. No importa la cantidad de libros que se escriban sobre el tema si hay fuerzas que siguen armando e instigando a las organizaciones terroristas palestinas y estas continúan provocando a Israel. Como tampoco serán escuchadas las demandas y los sufrimientos de los palestinos si continúa la estigmatización de los musulmanes bajo la campaña mediática de la "guerras contra el terrorismo". http://havanaschool.blogspot.com/
ResponderEliminarSeñor Rojas, en su opinión, ¿es el Estado de Israel sionista? ¿Está ud. de acuerdo con el bloqueo de Gaza? ¿Qué opina sobre el genocidio de palestinos? De acuerdo a la lógica de su comentario, ¿considera ud. equivocado el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate por parte del Gobierno cubano, en aguas internacionales? ¿Contribuyó éste a incentivar el extremismo anticastrista e, incluso, el viejo anexionismo occidental?
ResponderEliminarExtraigo dos frases de su post, Rafael Rojas:
ResponderEliminar"la inadmitida vecindad de seres humanos con orígenes étnicos y confesiones religiosas distintas."
?Pero quien no admite a quien?
"la crisis de Ilustración que continuamos viviendo"
Crisis de Ilustracion en Occidente, quizas, pero ?la Ilustracion ha siquiera llegado a los paises arabo-musulmanes?