Libros del crepúsculo

Libros del crepúsculo

domingo, 16 de mayo de 2010

La revancha de los inéditos

Parece haber en el legado de grandes autores una pugna entre el gran volumen de lo editado y la pequeña cantidad inédita. Esta última, compuesta generalmente por material archivístico (notas, juicios, comentarios, impresiones, diarios), se ubica en una suerte de inframundo de la gran obra o en los orígenes de una escritura que, al hacerse visibles, llegan a desestabilizar, con todo y su pequeñez, la identidad construida por los libros emblemáticos.
No hay obra completa, ni estimación plena de un legado, hasta que esa retacería, esos cajones de sastre de una autoría, son publicados. En los últimos días hemos sabido de recuperaciones de inéditos de dos grandes del siglo XX: el filósofo alemán Martin Heidegger y el escritor argentino Jorge Luis Borges. La editorial Herder ha publicado el volumen Pensamientos poéticos del primero: una suerte de miscelánea de textos menores, traducida y comentada por Alberto Ciria. Y en el Harry Ramson Center de la Universidad de Austin, en Texas, el estudioso Julio Ortega encontró el manuscrito de la novela que Borges nunca escribió, Los Rivero, que pronto será publicaba por vez primera.
Tanto los Pensamientos poéticos de Heidegger como Los Rivero de Borges son textos que complementan y, a la vez, cuestionan la obra canónica de ambos. Son textos rechazados y, como casi todos los textos rechazados, se ubican en la zona de lo inacabado o lo informe. Ciria ha dicho que el lector de Heidegger, además de un “atrévete al silencio”, encontrará escritos sumamente “heterogéneos, candorosos, cartas de enamorado primerizo, poemas románticos, arduos y largos poemas filosóficos, recuerdos de amigos caídos en la guerra”. Todo un universo fragmentario que desdibuja la imagen un tanto granítica del autor de "Ser y tiempo".
Los Rivero, por su parte, es, a juzgar por los fragmentos que reproduce El País, el pasado 8 de mayo, el manuscrito de un extraordinario cuentista que no se siente a gusto con la narrativa de largo aliento que demanda una novela. La trama es muy borgiana y muy sarmientina –la decadencia de una familia de caudillos de la epopeya de la independencia y de las guerras civiles de mediados del siglo XIX, que, a principios del XX, pierde la orientación bajo la modernidad-, pero la prosa no lo es: le falta concisión, ingenio y belleza.
“Es sabido que la historia argentina abunda en glorias familiares y casi secretas, en próceres que llegan a ser el nombre de una calle; tal vez no huelgue recordar al lector que el coronel Rivero fue el héroe de la primera carga de Aturia, título que en vano le niegan todos los historiadores venezolanos, víctimas de la envidia y del localismo, y que defienden con razones irrefutables los argentinos amantes de la verdad. En el desorden de las guerras de la independencia de América, el coronel Rivero tuvo un claro momento de gloria, cuando “lanceó a los godos”, y decidió la suerte de una provincia; sus bisnietos guardaban con piedad y con justificadísimo orgullo el hierro de la lanza que blandió entonces”.

2 comentarios:

  1. Creo que paso (como en el dominó) con la novela de Borges. Eso pensé cuando leí la reseña en El País. Con él y con Cortázar, me sucede lo mismo. De ambos, rescato los cuentos. Se empatana, al menos Cortázar, en el relato largo.
    Heidegger es un desconocido, salvo las generalidades. Tomo nota.
    Saludos y feliz domingo, desde BAires.

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  2. "Por el hecho de que el poema es inagotable
    Y se confunde con la suma de las criaturas
    Y no llegará jamás al último verso
    Y varía según los hombres"

    Sea lo que sea de Borges, tenga o no calidad, hay que leerlo, rescatarlo. A Heidegger aún no lo encaro. Pero me sumo a la devoción del argentino. Es como si fuera San Jorge Luis... Borges.

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