El intelectual británico Eric Hobsbawm (Alejandría, Egipto, 1917) es la prueba viviente de que no todos los historiadores dan la espalda a su presente y de que no todos los marxistas prefieren permanecer entrampados en la guerra fría. En el último número de The New Left Review, aparece una entrevista con Hobsbawm, reproducida en la revista Nexos, de este mes, con el título de “El mundo sin sosiego”.
Dice muchas cosas interesantes, Hobsbawm, sobre este nuevo mundo, que asoma la cabeza en la primera década del siglo XXI. Como el marxista honesto que es, reconoce que algunas cosas que están sucediendo, como el debilitamiento de los estados, el agotamiento de los nacionalismos o la difusión y consolidación universal de la democracia, no las esperaba. Otras, como la “crisis mundial del capitalismo”, sí las esperaba, aunque sin esa secular expectativa, qué sentido tendría persistir en llamarse “marxista”.
Resumidas, las cinco sorpresas del siglo XXI, según Hobsbawm, son:
1. “Desplazamiento del centro económico del mundo del Atlántico norte al sur y al este de Asia”.
2. “Crisis mundial del capitalismo, que nosotros predijimos siempre, pero que, sin embargo, tardó mucho en llegar”.
3. “Clamoroso fracaso de la tentativa de Estados Unidos de mantener en solitario una hegemonía mundial después de 2001”.
4. “Cuando escribí Age of Extremes no se había producido la aparición como entidad política de un nuevo bloque de países en desarrollo, los BRIC”.
5. “Erosión y debilitamiento sistemático de la autoridad de los Estados: de los Estados nacionales dentro de sus territorios y, en muchas partes del mundo, de cualquier clase de autoridad estatal”.
La mezcla de consolidación democrática y crisis de la hegemonía mundial de Estados Unidos, según Hobsbawm, es un desenlace paradójico de la guerra fría. Por un lado, el liberalismo parece haber ganado aquella guerra, pero, por otro, parece haberla perdido. Hay que leer a Hobsbawm, se esté o no de acuerdo con él, por esa rara virtud de historiador que abre los ojos a su presente y su futuro.
No he leído esta entrevista de Hobsbawn, pero me pregunto a qué se referirá con el "debilitamiento de los estados". Recuerdo no hace mucho una conferencia de Quentin Skinner en Berkeley donde un estudiante le preguntó sobre ello, y el le pareció un lugar común. "¿Si estuvieran tan débiles entonces a quién le pagamos tantos impuestos?", dijo.
ResponderEliminar"El 28 de junio de 1992, el presidente francés François Mitterrand se des-
ResponderEliminarplazó súbitamente, sin previo aviso y sin que nadie lo esperara, a Sarajevo,
escenario central de una guerra en los Balcanes que en lo que quedaba de año
se cobraría quizás 150.000 vidas. Su objetivo era hacer patente a la opinión
mundial la gravedad de la crisis de Bosnia. En verdad, la presencia de un es-
tadista distinguido, anciano y visiblemente debilitado bajo los disparos de las
armas de fuego y de la artillería fue muy comentada y despertó una gran
admiración. Sin embargo, un aspecto de la visita de Mitterrand pasó práctica-
mente inadvertido, aunque tenía una importancia fundamental: la fecha. ¿Por
qué había elegido el presidente de Francia esa fecha para ir a Sarajevo? Por-
que el 28 de junio era el aniversario del asesinato en Sarajevo, en 1914, del
archiduque Francisco Femando de Austria-Hungría, que desencadenó, pocas
semanas después, el estallido de la primera guerra mundial. Para cualquier
europeo instruido de la edad de Mitterrand, era evidente la conexión entre la
fecha, el lugar y el recordatorio de una catástrofe histórica precipitada por una
equivocación política y un error de cálculo. La elección de una fecha simbó-
lica era tal vez la mejor forma de resaltar las posibles consecuencias de la
crisis de Bosnia. Sin embargo, sólo algunos historiadores profesionales y
algunos ciudadanos de edad muy avanzada comprendieron la alusión. La
memoria histórica ya no estaba viva.
La destrucción del pasado, o más bien de los mecanismos sociales que
vinculan la experiencia contemporánea del individuo con la de generaciones
anteriores, es uno de los fenómenos más característicos y extraños de las pos-'
trimerías del siglo xx. En su mayor parte, los jóvenes, hombres y mujeres, de
este final de siglo crecen en una suerte de presente permanente sin relación
orgánica alguna con el pasado del tiempo en el que viven. Esto otorga a los
historiadores, cuya tarea consiste en recordar lo que otros olvidan, mayor
trascendencia que la que han tenido nunca, en estos afios finales del segundo
milenio. Pero por esa misma razón deben ser algo más que simples cronistas,
recordadores y compiladores, aunque esta sea también una función necesaria
de los historiadores".
Eric Hobsbawm. Historia del siglo XX.
¿Y si el siglo XX comenzara en 1898? Ver sorpresa 3.
¿Y si el siglo XXI comenzara con el fin de la dictadura cubana? Ver el desenlace.
Puedo entender lo del debilitamiento de los estados, lo que no entiendo es lo de la crisis del capitalismo...
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