En la contraportada de esta magnífica edición de Anagrama, de este año, se lee:
“La contraportada de la primera edición polaca de Cristo con un fusil al hombro (1975) exhibía el siguiente texto, escrito por el propio autor:
Poco después de la muerte del Che Guevara, el pintor revolucionario argentino Carlos Alonso pintó un cuadro que inmediatamente se hizo famoso en toda América Latina y que, multiplicado en miles de copias, apareció en forma de cartel en los muros de La Habana y de Caracas, en las aulas universitarias de Lima y Santiago de Chile, en las viviendas de los obreros campesinos mexicanos. Alonso había pintado una figura de Cristo con un fusil al hombro, figura que, por su aspecto y su atuendo, recordaba la de un guerrillero, fuera éste cubano, boliviano o colombiano. En los países de las dictaduras militares, la policía arrancaba el cartel de los muros; en Paraguay dieron con sus huesos en la cárcel los estudiantes que habían aprovechado la noche para pegarlo en las calles de Asunción. El cuadro de Alonso se ha convertido desde entonces en el símbolo artístico del luchador, del guerrillero, del hombre que, arma en mano y en las peores condiciones, combate la violencia y la arbitrariedad en su lucha por un mundo diferente.
Para ser rigurosos, no fue Ernesto Guevara sino el sacerdote Camilo Torres --cuya foto figura en la portada de este libro--, abatido a tiros arma en mano, quien había hecho de prototipo de la figura del Cristo con un fusil. Sin embargo, sólo la muerte del Che, en vísperas de la revuelta del 68 y en mundo inmerso en la guerra fría, dio comienzo a la leyenda que inspiró a los jóvenes rebeldes de los países del Sur, que se desangraban en silencio bajo la férula de unos regímenes tan atroces y genocidas como impunes. Precisamente a ellos, a los que se dejaron la piel luchando por la libertad de sus países y congéneres --ya en Oriente Medio, ya en América Latina, ya en Mozambique--, están dedicados los reportajes reunidos en este volumen.”
Para ser más rigurosos, quien aparece en la foto no es el guerrillero y sacerdote colombiano, Camilo Torres Restrepo, sino el Comandante de la Revolución Cubana, Camilo Cienfuegos Gorriarán. La foto fue tomada el 26 de Julio de 1959, en la recién estrenada Plaza de la Revolución, luego de que Camilo encabezara una marcha de 10 000 jinetes, guajiros partidarios de la Reforma Agraria, que salió de Yaguajay el 17 de julio de 1959 y llegó a La Habana para los festejos por el sexto aniversario del asalto al cuartel Moncada. En el acto de ese día, por cierto, fue que Fidel Castro reasumió el cargo de Primer Ministro, al que había renunciado una semana antes para forzar la dimisión del primer Presidente de la Cuba revolucionaria, el abogado Manuel Urrutia Lleó, crítico del giro comunista que daba el proceso cubano.
Una errata "histórica" para la historia. En todas habas cuecen partes...
ResponderEliminar¿Quién es el fotógrafo?
ResponderEliminar¿Es de Korda? Hay una famosa de él de ese mismo día, el Quijote de la Farola.
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