La espléndida editorial sevillana, Renacimiento, ha reunido en el volumen Rey solitario como la aurora (2009) los tres cuadernos que el poeta cubano Julián del Casal (1863-1893) publicó en vida: Hojas al viento (1890), Nieve (1892) y Bustos y rimas (1893). El estudioso de la poesía cubana, Carlos Javier Morales, afirma en el prólogo sobre el gran modernista habanero:
Morales es persuasivo, pero, entre los poemas de Bustos y rimas, sigo prefiriendo la ortodoxia modernista de “Crepuscular” y “Bohemios” a los juegos narrativos de “Coquetería” o “Páginas de vida”, el poema con el que Casal evocó la breve visita de Rubén Darío a La Habana en 1892. En aquel poema Casal lamentaba no “haber vivido más tiempo junto” a Darío y confesaba “perder la calma cada vez que pensaba” en el poeta de “verdes ojos relampagueantes”.
Crepuscular
Como vientre rajado sangra el ocaso,
manchando con sus chorros de sangre humeante
de la celeste bóveda el azul raso,
de la mar estañada la onda espejeante.
Alzan sus moles húmedas los arrecifes
donde el chirrido agudo de las gaviotas,
mezclado a los crujidos de los esquifes,
agujerea el aire de extrañas notas.
Va la sombra extendiendo sus pabellones,
rodea el horizonte cinta de plata,
y, dejando las brumas hechas jirones,
parece cada faro flor escarlata.
Como ramos que ornaron senos de ondinas
y que surgen nadando de infecto lodo,
vagan sobre las ondas algas marinas
impregnadas de espumas, salitre y yodo.
Ábrense las estrellas como pupilas,
imitan los celajes negruzcas focas
y, extinguiendo las voces de las esquilas,
pasa el viento ladrando sobre las rocas.
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