Libros del crepúsculo
miércoles, 17 de febrero de 2010
La vieja novela y la nueva historia
Son cada vez más los escritores que buscan tender un puente entre ensayo y narración. El mutuo acercamiento desde los bordes de uno y otro género tiene que ver, naturalmente, con el agotamiento de formas tradicionales de narrar y ensayar. Pero también con las posibilidades que la novela ofrece como género literario mediático. No necesariamente quienes se acercan a las ficciones ensayísticas son autores que pagan tributo a la tradición de alta literatura como Claudio Magris, Javier Marías o Enrique Vila Matas.
Entre las nuevas generaciones de escritores occidentales, hay algunos, como Jorge Volpi (1968), en México, o Daniel Kehlmann (1975), en Alemania, que han incorporado elementos de no ficción en sus relatos. Dichos elementos no provienen del ensayo, la filosofía, la crítica o la memoria, como en Magris, Marías y Vila Matas, sino de la historia. Pero tampoco de la historia que resulta de la historiografía clásica del siglo XIX y la primera mitad del XX, sino de la historia y la ciencia divulgativas de las últimas décadas, especialmente, de las narradas por la televisión y el cine.
En busca de Klingsor (1999) de Volpi y La medición del mundo (2005) de Kehlmann no son novelas históricas en el sentido descrito por Gyorgy Lukács en su célebre estudio sobre un género, como tantas otras cosas, también en crisis a principios del siglo XXI. Esas son novelas que procesan el material que la historia divulgativa y mediática de las últimas décadas dedicó a fenómenos como la relación entre el nazismo y la ciencia, en el caso de Volpi, o como las vidas paralelas de dos ilustrados alemanes del siglo XVIII, el naturalista Alexander von Humboldt y el matemático Carl F. Gauss.
Volpi y Kehlmann escribieron sus respectivas novelas y fueron internacionalmente reconocidos por ellas, siendo muy jóvenes. Si sus escrituras se comparan con las de otros novelistas de la misma generación se observará que ninguno de los dos corresponde al tipo de narrador hipervanguardista, que trastoca el formato de la novela moderna, o de narrador erudito, que incorpora elementos del ensayo clásico. Lo que distingue a ambos es una mezcla eficaz de novela tradicional e historia mediática, vieja novela y nueva historia. Mezcla de estos tiempos.
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Rafael
ResponderEliminarResulta pertinente tu post, de cara a tantos "purismos" y autorreferencias dentro de la Ciudad Letrada. Hace tiempo pienso que si un texto logra reunir la síntesis y actualidad de una crónica periodística, la elegancia e intimidad de un ensayo y la solidez analítica de un informe de investigación sería un recurso formidable, socializador de saberes y sentidos, tan caros a la intelectualidad pública. Bienvenida, pues, la experimentación heterodoxa.
Volpi y Kehlmann están para mi en la categoría inferior de la Mortara. Puede ser el inicio de una interante charla.
ResponderEliminarhttp://lamovidaliteraria.blogspot.com/2010/01/mortara-nuevo-subgenero-literario.html
Hay un trayecto contrario que me parece igual de interesante: el que transcurre del ensayo a la narración. Es menos conocido porque los novelistas son más leídos y divulgados, pero, incluso, es anterior. Empieza en Montaigne. Saludos.
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