Libros del crepúsculo
domingo, 17 de enero de 2010
Democracia y exclusión
Todavía, en considerables sectores de las ciencias sociales y la opinión pública latinoamericanas, subsiste una idea de la democracia heredada de la Guerra Fría, que no cede a pesar de los avances de la teoría política en las dos últimas décadas. Me refiero a la idea de entender la democracia, no como un conjunto de reglas para garantizar la competencia electoral equitativa o la distribución más amplia posible de derechos políticos, sino como sistema social, es decir, como un ordenamiento total de la sociedad, equivalente, por ejemplo, al del comunismo en la época del socialismo real.
El equívoco aparece, por ejemplo, cuando se esgrime el argumento de que las “democracias latinoamericanas excluyen a las mayorías de sus poblaciones” ¿Es así? ¿Son las instituciones de la democracia –sufragio universal, derecho de asociación y expresión, gobierno representativo, división de poderes, sistema de partidos, código electoral…- las que excluyen o esas exclusiones provienen del complejo estructural de países subdesarrollados como los latinoamericanos? Planteemos la pregunta de otra manera: ¿es función de la democracia erradicar la pobreza y la indigencia, ofrecer cobertura de educación y salud a toda la población, distribuir equitativamente el ingreso y garantizar la seguridad de los ciudadanos?
Ciertamente, no: esa función deben cumplirla los mercados y los Estados, las administraciones locales y los gobiernos nacionales, las comunidades y las empresas. Ni el crecimiento económico, ni el reparto igualitario del mismo son asunto de la democracia. Tampoco lo son la miseria, la marginación, la contaminación, el analfabetismo, la insalubridad, problemas que con frecuencia se atribuyen a la misma. La génesis y la solución de esos problemas estructurales de las sociedades latinoamericanas tienen poco ver con las reglas del juego democrático. Sin embargo, dichos problemas se reflejan en la mala calidad de las democracias latinoamericanas y en sus tendencias a la regresión autoritaria, por la izquierda o por la derecha.
Detrás de esa equivocada comprensión de la democracia, subsiste algo de la vieja identificación marxista-leninista entre democracia y capitalismo. Identificación cuestionable desde el punto de vista histórico y teórico, ya que existió democracia antes del capitalismo, en la antigüedad por ejemplo, y la mayor parte de la historia del capitalismo, hasta ahora, ha transcurrido bajo regímenes no democráticos. La democracia moderna se difundió en Gran Bretaña y Estados Unidos a fines del siglo XVIII y en Europa luego de la Revolución de 1848, es decir, cuando esas naciones occidentales llevaban varias centurias de economía capitalista.
En la historia de América Latina, la democracia, como experiencia relativamente estable de sucesivos gobiernos y de alternancia de líderes y partidos en el poder, es más reciente aún: podría decirse que, de manera generalizada en la región, es un fenómeno de los últimos veinticinco años. De ahí que sea teórica e históricamente erróneo pensar la democracia como causa de los problemas estructurales de América Latina. Quienes atribuyen esos problemas al capitalismo –no a la democracia- tienen mayores posibilidades de argumentación, aunque dicho razonamiento tampoco carezca de elementos refutables.
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Excelente cuestionamiento!
ResponderEliminarDigamos, mejor, que la Democracia es una via para posibilitar las libertades individuales. El resto corre por cuenta del propio individualismo...
Saludos.
Gracias por el comentario, RP. No sólo de los individuos sino de las comunidades y los Estados también. La incapacidad de los gobiernos democráticos latinoamericanos para hacer frente a la pobreza y la exclusión no es un problema de la democracia -con todo y que casi todas las democracias de la región son reformables en más de un aspecto- sino de esos gobiernos democráticamente elegidos.
ResponderEliminarProfesor, usted me va a disculpar pero me voy a permitir aconsejarle que siga escribiendo sobre otros y, a partir de las ideas y legados de otros. Su erudición, disciplina y constancia le permiten comentarios disfrutables en esa materia. Sin embargo, he notado que cada vez que usted intenta reflexionar o analizar un tópico desde sus propias ideas, realmente palidece o luce muy disminuido intelectualmente.
ResponderEliminarEste comentario peca de tendecioso y esquivo; por no mencionar de todo lo que adolece en cuanto a obviar los procesos históricos del llamado Tercer Mundo en América Latina, por ejemplo. Usted, con una superficialidad que raya en lo obsceno, le atribuye cierta jerarquía antropológica y étnica al "Primer Mundo", representado, en este caso, por EEUU, Gran Bretaña y Europa. Usted debe aprender un poco acerca de cómo la nobleza, ingenuidad y espiritualidad de los menesterosos de siempre ha sido violentada y explotada en nombre -precisamente- de la democracia. La democracia, como hasta ahora se conoce, es elitista y en su nombre se han cometido y, se cometen, millones de injusticias y expolio. Lo peor de todo esto es cuando la demagogia trata de situar la libertad como sinónimo y subordinada a la democracia. El punto es cómo la palabra democracia y muchos de sus falaces estatutos se han institucionalidado como paradigmas del bienestar máximo de las sociedaddes; todo esto por la incapacidad del ser humano para crear sistemas más justos y un modelo más dialéctico e incluyente que el que tuvo su máximo "explendor" en la antigua Atenas.
Con todo respeto, anónimo, vuelva a leer el post. En ningún momento del mismo se sostiene una "jerarquía antropológica o étnica del Primer Mundo". El tema del post no es la diversidad antropológica o étnica del mundo o las formas de exclusión social que se manifiestan tanto en el Primer o el Tercer Mundo.
ResponderEliminarSu comentario es una buena prueba del equívoco que aquí se cuestiona. Usted confunde la democracia -deberíamos decir las distintas modalidades que adopta la misma en contextos diversos- con gobiernos o sociedades concretas que aplican políticas excluyentes o que practican diversas formas de marginación social.
Usted dice que la "democracia es elitista", pero lo que quiere decir es que la composición de gobiernos elegidos democráticamente es elitista u oligárquica. Aún en esa misma acepción, las posibilidades de movilidad social de la democracia, en América Latina por ejemplo, han demostrado ser bastante amplias, toda vez que líderes populares como Lula en Brasil o Evo Morales en Bolivia, y los movimientos sociales que impulsan a ambos, han llegado al poder.
Sobre el "explendor" (sic) de Atenas no sé a qué se refiere concretamente. Es sabido que aquella democracia existió en una sociedad esclavista, como la norteamericana del siglo XIX. Pero hoy algunos teóricos de la democracia deliberativa encuentran en aquella experiencia elementos de mayor representatividad e inclusión que las democracias modernas. Esos teóricos, naturalmente, tienen claro que la democracia ateniense es una cosa y la sociedad ateniense otra.
Profesor Rojas,usted realmente cree o considera que puede existir algún tipo de democracia, ya sea representativa o participativa, mientras existan los Gobiernos (así con mayúscula). En tanto el ser humano no se capaz de -racionalmente- crear una sociedad al margen de la autoridad y las armas. Si usted apela a la honestidad, podrá encontrar implícito en este post los vestigios de una apología al Primer Mundo y a su gestión política y social. No existe ni existirá democracia alguna, mientras exista el Estado como el fin supremo y lo más "granado" de la existencia humana.
ResponderEliminarLa democracia es abstracta en esencia; está estructurada en la iniquidad, la violencia y crueldad. La realidad objetiva en el mundo de hoy, con su impasse existencial (causado fundamentalmente por los manotazos de los poderosos y abanderados de la democracia), nos demuestra la necesidad que tenemos como especie de trascender lo que, en nombre de la "democracia", hemos creado y queremos imponer a todos. Ojo: y esto es más allá y al margen del capitalismo, socialismo o cualesquier otra doctrina o ideología.
El Estado y los gobiernos, anónimo, son una necesidad, sobre todo, en países tan desiguales como los del Tercer Mundo. Pero el Primer Mundo tampoco escapa a una creciente disparidad del ingreso. Esas instituciones son las únicas que pueden distribuir derechos sociales allí donde el mercado no puede asegurar la equidad. Hoy por hoy es fantasioso pensar democracias sin Estado. La pregunta sería si los mecanismos de la democracia que se introducen en la mayoría de los países latinoamericanos -incluyendo aquellos gobernados por movimientos, partidos y líderes de izquierda- son excluyentes por sí mismos. En el siglo XIX, por ejemplo, existía el sufragio censitario y en muchos países no podían votar los analfabetos y los pobres no podían ser elegidos. Hoy no hay restricciones al sufragio en ninguna democracia -sólo las hay en regímenes autoritarios o totalitarios. A eso me refiero con que no son las instituciones de la democracia las que excluyen, sino el orden social. No se debe confundir, por tanto, democracia y orden social. Esa confusión es una herencia de la Guerra Fría, cuando la democracia era pensada como un contrario y, a la vez, un equivalente conceptual del comunismo.
ResponderEliminarLa democracia, en principio, es el régimen político en que el pueblo ejerce la soberanía; partiendo de este concepto, resulta imposible desentender o absolver -como ud. pretende- a la "democracia" de sus responsabilidades y funciones.
ResponderEliminarAunque Lula y Evo Morales hayan llegado- mediante elecciones- al Gobierno en sus respectivos países, esto no significa que posean realmente el poder para hacer las transformaciones de bases necesarias y afirmar que es el pueblo quien ejerce la soberanía. El pueblo nunca tendrá soberanía mientras el Gobierno tenga más poder que los ciudadanos. El Movimiento sin Tierra del Brasil y los indígenas de Bolivia, han quedado objetivamente excluídos y representados sólo simbólicamente.
En el Primer Mundo no se puede hablar de democracia en tanto existan las Monarquías y las Dinastías, estas últimas burdamente edulcoradas.
En EEUU., existen denuncias y pruebas de cómo el voto de muchos negros e hispanos fue deliberadamente negado en las elecciones presidenciales del 2000. Lo que sucede es que hoy en día las restricciones son más sofisticadas y no tan burdas como en el siglo XIX.
La democracia representativa es una falacia que ha servido de comodín a una astuta e ilustrada minoría para ejercer el poder absoluto. Pregúntele al Juan Pérez de Un Mundo Maravilloso (la película de Luis Estrada), si en México existe una democracia.
Otra cosa: "El que hoy sea fantasioso hablar de democracias sin Estado" significa -precisamente- lo precaria y obsoleta que aún se muestran la razón y la conciencia colectiva a estas alturas del siglo XXI. Tascender la ética que esta "democracia" agotada nos propone hace tiempo que es una asignatura pendiente.
Me parece bastante natural que si usted entiende la democracia a partir de la traducción literal de ese término griego o del ejercicio directo de la soberanía popular, sin mediaciones representativas como las que existen en la gran mayoría de los países del mundo, entonces no sólo confunda democracia con orden social sino que le atribuya a un método las responsabilidades y funciones de un gobierno o una comunidad. Tampoco me extraña que confunda los mecanismos de la democracia con las políticas de imposición de la misma que aplica una potencia hegemónica como Estados Unidos. Sin embargo, usted mismo parece admitir que no es lo mismo democracia y sistema social cuando sostiene que Evo Morales y Lula da Silva llegaron a la presidencia de su país, pero no poseen el poder real, ya que el estratificado orden social de Bolivia y Brasil se los impide. La democracia no es un sujeto moral al que se "absuelve" de algo, como si se tratara del culpable de un crimen: la democracia es un conjunto de reglas e instituciones.
ResponderEliminarSi ud. intentara entender la vida de una manera más simple y natural, se evitaría caer en tantos subterfugios que solo pretenden justificar ciertos esquemas que no logran concretarse en la praxis. La estratificación del orden social no salva el contrato social, tal y como está planteado teóricamente en las democracias actuales.
ResponderEliminarCreo, a este respecto, que Jonathan Swift en Los viajes de Gulliver, fue muy elocuente al abordar el corrupto sistema de partidos en la Inglaterra de entonces. Swift da en la diana cuando contrapone la antropología de Hobbes con la de Locke: los "yahoos" que representan el estado animal de guerra de todos contra todos y los "houyhnhnms", que son capaces de vivir en libertad sin necesidad de príncipe. Aunque no se plantea la anarquía como solución, los houyhnhnms son perfectamente capaces de vivir conforme a unas leyes racionales y cívicas en las que naturaleza y cultura coinciden. La democracia que usted defiende, está fundada en la visión cristiana de la naturaleza corrupta del hombre: que reclama siempre un poder fuerte. Usted, con su defensa a ultranza de esa democracia que niega la capacidad de la sociedad civil para gobernarse, está tomando partido por los conservadores que exigen un Estado para que imponga (mediante la "democracia") el orden y las leyes que terminan arrodillando a los ciudadanos. Yo, en cambio, entiendo que el Estado Y su "democracia" son el disfraz idológico que usan los teóricos falaces como usted.
No sé de dónde deriva usted que una comprensión procedimental de la democracia como la que aqui se sostiene es una defensa de un Estado fuerte o una subordinación de la sociedad civil al sistema de partidos políticos. Ninguno de los teóricos que defiende esa manera de entender el concepto de democracia simpatiza con gobiernos autoritarios.
ResponderEliminarFue precisamente John Locke, y no Thomas Hobbes, uno de los que más insistió en la necesidad de mediaciones representativas para el gobierno civil, además de que ni Locke ni Hobbes fueron demócratas, sino precursores del jusnaturalismo liberal, y ambos, partidarios de la monarquía. De hecho, Hobbes, no tanto en Leviatán sino en sus estudios sobre el ciudadano, estaría más cerca de una posición ácrata o libertaria como la que usted parece defender.
El adjetivo "cristiano" tampoco me parece apropiado para calificar las múltiples doctrinas del contrato social y el derecho natural que conocemos desde el siglo XVII. La gran mayoría de esas doctrinas eran cristianas y las que eran deístas no podían desentenderse de la traducción de las ideas de Aristóteles que hizo San Tomás. En todo caso, si usted está defendiendo el ejercicio directo de la soberanía popular su referente no sería Locke sino Rousseau.
En ningún momento yo hago una "defensa a ultranza" de la democracia: la democracia no requiere de defensa porque está universalmente difundida como un conjunto de reglas e instituciones -no como un sistema social- que adopta múltiples formas en diversos contextos y culturas: desde la India y Japón hasta Suiza o Bélgica. Por último, gracias por lo de "teórico falaz", no sólo aplicable a mí sino a muchísimos académicos que aceptan la idea procedimental de la democracia.
Los gobiernos se denuncian autoritarios o de Estados fuertes, en la medida que se supeditan a los dictámenes del gran capital (leáse corporaciones e instituciones bancarias y financieras mundiales)La crisis del capitalismo hoy en día es una muestra fehaciente de lo anterior. Todo esto está intimamente relacionado con las democracias occidentales que, bajo sus esquemas, establecieron un modelo neoliberal y globalizado que ha devenido rotundo fracaso.
ResponderEliminarEn el Leviatán, Hobbes apela al Estado como la única instancia capaz de evitar las continuas guerras (algo que hoy en día sucumbe ante la realidad, pues son los estados tradicionalmente democráticos como Gran Bretaña, EEUU y Francia los grandes promotores y patrocinadores de las guerras y el colonialismo); mientras más tarde Locke, con su Dos tratados sobre el gobierno, establece la unidad de la sociedad en la continua guerra civil entre opiniones. No logro ver el liberalismo de Hobbes en mis lecturas. Si los mencioné fue por la importancia de ambos, junto a Montesquieu, en los tratados que influyeron teóricamente en la democracia occidental.
Santo Tomás nunca subordinó la razón a la fe, por tanto, su interpretación y traducción de las ideas de Aristóteles estuvieron matizadas por la ideología eclesiástica, en un momento de la historia donde el radicalismo clerical, con San Agustin como su gran teórico, comenzaba a estar obsoleto ante los concretos avances científicos de la época. Por tanto, el cristianismo sí está en la raíz de esa democracia.
Por último: si la democracia no necesita defensa es porque ud. le otorga una categoría e impunidad muy parecida a los estamentos cristianos que la originaron; es decir, la democracia, como ud. la ve, es proyecto perfecto y acabado... un fin en sí misma. Creo que todo ese "conjunto de reglas e instituciones" adolece de muchos defectos y errores de principios que deben ser debatidos.
Usted escribió: "La génesis y la solución de esos problemas estructurales de las sociedades latinoamericanas tienen poco ver con las reglas del juego democrático". Le sugiero medite y reflexione más detenidamente sobre lo anterior.
Los gobiernos se denuncian autoritarios o de Estados fuertes, en la medida que se supeditan a los dictámenes del gran capital (leáse corporaciones e instituciones bancarias y financieras mundiales)La crisis del capitalismo hoy en día es una muestra fehaciente de lo anterior. Todo esto está intimamente relacionado con las democracias occidentales que, bajo sus esquemas, establecieron un modelo neoliberal y globalizado que ha devenido rotundo fracaso.
ResponderEliminarEn el Leviatán, Hobbes apela al Estado como la única instancia capaz de evitar las continuas guerras (algo que hoy en día sucumbe ante la realidad, pues son los estados tradicionalmente democráticos como Gran Bretaña, EEUU y Francia los grandes promotores y patrocinadores de las guerras y el colonialismo); mientras más tarde Locke, con su Dos tratados sobre el gobierno, establece la unidad de la sociedad en la continua guerra civil entre opiniones. No logro ver el liberalismo de Hobbes en mis lecturas. Si los mencioné fue por la importancia de ambos, junto a Montesquieu, en los tratados que influyeron teóricamente en la democracia occidental.
Santo Tomás nunca subordinó la razón a la fe, por tanto, su interpretación y traducción de las ideas de Aristóteles estuvieron matizadas por la ideología eclesiástica, en un momento de la historia donde el radicalismo clerical, con San Agustin como su gran teórico, comenzaba a estar obsoleto ante los concretos avances científicos de la época. Por tanto, el cristianismo sí está en la raíz de esa democracia.
Por último: si la democracia no necesita defensa es porque ud. le otorga una categoría e impunidad muy parecida a los estamentos cristianos que la originaron; es decir, la democracia, como ud. la ve, es proyecto perfecto y acabado... un fin en sí misma. Creo que todo ese "conjunto de reglas e instituciones" adolece de muchos defectos y errores de principios que deben ser debatidos.
Usted escribió: "La génesis y la solución de esos problemas estructurales de las sociedades latinoamericanas tienen poco ver con las reglas del juego democrático". Le sugiero medite y reflexione más detenidamente sobre lo anterior.
Corrección: Quise escribir en el tercer párrafo de mi último comentario que Santo Tomás nunca subordinó la fe a la razón.
ResponderEliminarSon varias las imprecisiones teóricas e históricas de su comentario. Sólo comento dos: yo no afirmo nunca que Hobbes sea un liberal sino un precursor o una fuente intelectual del jusnaturalismo liberal de los siglos XVIII y XIX. Sobre eso han escrito, entre tantos otros, Norberto Bobbio y Leo Strauss. Hobbes, por otra parte, no fue sólo el autor de Leviatán, donde están sus conocidas ideas sobre el Estado, sino de un tratado titulado El Ciudadano, que le recomiendo.
ResponderEliminarLo del "radicalismo clerical" de San Agustín no sé qué quiere decir y su idea de la relación entre razón y fe en Santo Tomás es bastante simple. Yo nunca he afirmado que el cristianismo no forme parte de las fuentes intelectuales del liberalismo -que no es lo mismo que la democracia- sino que precisamente por estar en esa raíz adjetivar como "cristiano" cualquier teoría del contrato social no es correcto por redundante. Definir la teoría democrática europea, que se desarrolla después de la Revolución de 1848, en la obra, por ejemplo, de John Stuart Mill, como "cristiana" es superficial.
Sobre la última frase, sostengo mi idea: las reglas del juego democrático -censos y códigos electorales, sufragio, sistema de partidos, libertad de asociación y expresión, papel de los medios, gastos de campaña electoral, etc, etc- no son las que van a resolver el problema de la marginación o la pobreza en América Latina. Son los estados, las comunidades y los ciudadanos los que deben tomar cartas en el asunto.
Por último, con lo de la "impunidad" vuelve usted a presentar la democracia como un sujeto jurídico o moral: "absolución", "salvación", "impunidad" son todos términos legales que no pueden atribuirse a un conjunto de reglas e instituciones. Si va a mis comentarios y a mi post verá que jamás digo que la democracia sea una serie de procedimientos "perfecto y acabado", sino reformable y perfectible en casi todos los países del mundo: desde los más desarrollados hasta los más atrasados.
No voy a comenzar un debate bizantino por lo que ud., muy subjetivamente, considera "bastante simple". He ahí donde radica el mollo de nuestras diferencias: las profundidades donde navegan nuestros idearios y las diferentes percepciones sobre el conjunto de leyes que nos gobiernan. Leyes que bajo el nombre de democracia constituyen, en mi opinión, una entelequia que sólo los obstinados o interesados son incapaces de concebirla como una gestión política y social viable para la humanidad. Y a lo que me opongo, en esencia, es a la interpretación y el funcionamiento de eso que hoy llamamos democracia, y que usted trata de desvincular de los juicios "jurídico y morales". Los procedimientos que ud. defiende han sido ideados y elaborados por sujetos, entes pensantes, de manera que es una suerte de engendro salido del ser y, por tanto, puede ser enjuiciada.
ResponderEliminarTrate de leer más sobre cómo Santo Tomás se salva y, salva a la Iglesia, en cuanto a la relación actualizada que establece entre razón y fe; verá que no es tan simple como a ud. le parece.
Para finalizar, note que ud. no ha podido rebatir ninguno de mis argumentos sobre la disfuncionalidad de ese engendro que ud. idealiza e idolatra como cura académico. Qué más necesita el Mundo y el Planeta para que gente como ud. entienda que la democracia es una falacia?
Si, como usted reconoce, tenemos ideas diferentes sobre el concepto de democracia ¿por qué asume que la mía es una "falacia" y la de usted es la verdadera? Creo, más bien, que quien no ha podido sostener ninguno de sus argumentos es usted. Empezó acusándome de establecer una jerarquía antropológica y cultural, que no aparece por ninguna parte en el post, luego apeló a la definición etimológica y superflua de democracia como "gobierno del pueblo", luego continuó identificando, equivocadamente, la democracia con el liberalismo e, incluso, con el neoliberalismo, y ahora define la democracia como el conjunto de "leyes que nos gobiernan". Usted me perdona, pero usted no es serio en el debate intelectual.
ResponderEliminarDónde leyó ud. que mi democracia es verdadera? En primer lugar, yo no creo en la democracia de la manera que está concebida y "materializada". Segundo, yo no lo acuso a usted de nada; simplemente trato de leer y descifrar lo que usted, con astucia, trata de establecer y por otro lado ocultar en su post. O es que usted pretende ahora que sus lectores no lean entre líneas sus burdas y superficiales insinuaciones, que buscan desarticular el concepto genuino y elemental de la democracia para afiliarlo a los banales y manipulados procesos derivados de su génesis, que es, al final, por la tangente de "democracia" que usted opta, muy conveniente y, a tono, con su estrechez voluntaria y como muestra inequívoca de su inobjetable pertenencia -como intelectual y pensador- a ese establishment donde siempre se ha ubicado su existencia, más allá de cualesquier ideología.
ResponderEliminarLe sugiero muy amablemente no establecer nunca un debate con alguien a quien no considere serio intelectualmente; es este un principio de debe tener siempre presente. O no será que su ego no le permite aceptar o reconocer que, en ocasiones, sobre todo cuando usted escribe sin citas y sobre otros, pierde usted el rumbo y deja de ser serio.
Con todo respeto, le invito a dejar de sobre estimarse un poco, notará un alivio neuronal muy pertinente.
Ha sido un placer y gracias por su tiempo.
Gracias por el consejo, acepte usted el mío: aprenda a debatir con conceptos claros y sin tantos calificativos.
ResponderEliminarA mi me parece bien que el fin de la democracia sea "garantizar la competencia electoral equitativa o la distribución más amplia posible de derechos políticos" y que con este fin se base en instituciones como "sufragio universal, derecho de asociación y expresión, gobierno representativo, división de poderes, sistema de partidos, código electoral...". El asunto es que hay un monton de maneras mediante las cuales el sistema social reinante puede hacer que tales instituciones, aun cuando existan, resulten insuficientes para ese fin. Es asi que esa disociacion entre democracia y sistema social no es posible. Hay mucho de interaccion inevitable entre ambos. Tener que trabajar tanto es una maricona total. Es un atentado contra la libertad. El umbral necesario para que valiendonos de las instituciones democraticas empujemos una ajenda un poco mas relajada es demasiado alto. Especialmente para nosotros, los vagos. Y quien me negara que somos mayoria?
ResponderEliminarOmar
Hola Rafael, la organizacion O-JEC (Organizacion de Jovenes Exiliados Cubanos)ha convocado a la 1ra Convencion Juvenil por el Futuro de Cuba en homenaje al natalicio de Jose Marti. En la convencion se debatiran temas relacionados con los fundamentos de la libertad y la democracia. Los puntos de partida para el debate estan listados en el evento en Face Book. Nos haria el honor de participar en alguno de los temas? Nuestro proposito es educar a la juventud cubana en esos fundamentos tan importantes para el destino futuro de Cuba. Para buscarnos en FB escriba el nombre del grupo: Convencion Juvenil por el Futuro de Cuba. Romy Capote (consejo O-JEC)
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