Polanski ha admitido públicamente su pedofilia: “sí, me gustan las jovencitas, como a la mayoría de los hombres. Lo que ocurre es que en Estados Unidos todo aquel que tiene relaciones sexuales con menores de 18 años es un delincuente”. Samantha Geimer tenía 13 años cuando Polanski abusó de ella a cambio de la promesa de convertirla en modelo de la revista Vogue.
La comunidad cinematográfica ha reaccionado contra el arresto de Polanski. Más de 700 actores y cineastas, entre los que se encuentran los directores Martin Scorsese, Woody Allen, David Lynch y Pedro Almodóvar han demandado la liberación de su colega del gremio fílmico. Entre las razones que los mueven a la solidaridad está la idea de que la violación sucedió hace demasiado tiempo y, también, la vieja noción romántica de la inmunidad del arte y los artistas.
¿Cómo puede ser criminal el creador de películas tan perturbadoras o sublimes como El bebé de Rosemary(1968), Chinatown (1974), Tess (1980), La muerte y la doncella (1994) y El pianista (2002)? La estetización de un crimen en el arte es impune, pero su comisión en la realidad siempre puede ser punible. Hace sesenta años, las buenas conciencias europeas se escandalizaron con la pedofilia de la Lolita de Nabokov. Hoy, en cambio, la pedofilia es tolerada en el arte –la demanda contra la filmación de Memoria de mis putas tristes, la novelita de García Márquez, es un anacronismo de la derecha católica mexicana- pero perseguida en la realidad.
Si el gusto de Polanski por las ninfetas hubiera sido una obsesión liberada por medio del cine, como Balthus liberó la suya en la pintura o Lewis Carroll en sus fotografías de Alice Liddel, la musa de Alicia en el país de las maravillas, hoy el creador de Repulsión no sería un convicto, además de uno de los grandes cineastas de la segunda mitad del siglo XX. Vida atormentada la de Polanski: sus padres polacos murieron en los campos de concentración de Mathausen y Auzswitz, su primera esposa, Sharon Tate, embarazada, fue asesinada por la tribu nocturnal de Charles Manson. Él podría pasar una buena temporada en la cárcel.
Pues si, así es la vida de los predestinados a la fatalidad...
ResponderEliminarDon Rafael, nomas una cosa por aclarar. La oposicion a la filmacion de la pelicula del Gabo no pasa obligatoriamente por ser de derecha catolica. Habemos los que no somos de derecha, ni catolicos, y nos oponemos. Diria que es el mismo cado de Lydia Cacho. En el mio tiene que ver con Garcia Marquez mas que con la novelita (novelucha). Porque la pelicula tiene dinero de un politico represor, corrupto hasta la medula y enemigo de la democracia como Mario Marin Torres, el pesimo gobernador del estado de Puebla, y Gabo, "el gran hombre izquierdista", no dice nada, lo tolera. Todo por que salga la pelicula.
ResponderEliminar13 años, eso es una monstruosidad. Que se pudra en la cárcel. Y que conste que detesto el puritanismo sexual y todas esas tonterías; pero 13 años, no. Eso es madurar una fruta a golpes. Por muy inteligente que pueda ser una niña a esa edad, por muy “apta” o “lista” que pueda parecer, a fin de cuentas son trece añitos. Si el delito no ha caducado, como parece y debe ser el caso –dadas las consecuencias–, entonces que pague, sea quien sea.
ResponderEliminarSaludos
Bueno al menos no la mato. Tan solo fue una violación, un cuerpo corrompido. Veamos el lado amAble, la chica no ira al infierno porque ha sido víctima y el reino de Dios, definitivamente, es de aquellos que han sufrido. De igual forma, Polanski no merece otra cosa más que el cielo por su brillante obra, en fín,si existe justicia divina ambos tendria que ganarse la vida eterna. Fuera indignación.
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