Libros del crepúsculo
viernes, 23 de octubre de 2009
En una librería de París
Son conocidas las diferencias de Marcel Proust con el modelo de crítica literaria predominante en Francia, en el siglo XIX, y personificado por Sainte-Beuve. Mientras concebía el proyecto de En busca del tiempo perdido, Proust llevó unos cuadernos de apuntes, organizados en forma de conversaciones con su madre, donde recogía sus reparos al gran crítico decimonónico, y que en 2005 Tusquets publicó bajo el título de Contra Sainte-Beuve.
Para Proust la literatura era obra de una subjetividad estética no explicable desde la biografía, las ideas, virtudes, vicios, amores o amistades de un escritor. El yo “escribiente” de un autor, según Proust, era distinto a su yo “intelectual”. Las claves para la comprensión de ese sujeto que escribe eran ininteligibles y sólo se manifestaban plenamente en el acto solitario de sentarse, pluma en mano, frente a la página en blanco.
Christopher Domínguez Michael (1962), tal vez el crítico de mayor prestigio y obra en México, pertenece a la estirpe de Sainte-Beuve. Él sigue creyendo que es posible pensar las literaturas a partir de sí mismas, pero, también, a partir del mundo cultural que constituye a sus autores. En sus estudios sobre los grandes escritores mexicanos del siglo XX, reunidos en Tiros en el concierto (1997), o en su monumental Vida de fray Servando (2004), la más completa biografía de Fray Servando Teresa de Mier con que contamos, Domínguez hace de la crítica un género ensayístico y, a la vez, biográfico e histórico.
Christopher Domínguez tiene, además, la virtud de eludir la parcelación y el provincianismo que caracterizan a buena parte de los estudios literarios académicos. Su imponente libro La sabiduría sin promesa, editado primero en México, en 2001, y recuperado ahora, en versión ampliada, por la editorial Lumen, es la mejor prueba del raro cosmopolitismo que lo distingue dentro de la crítica latinoamericana. Aquí se leen los mejores poetas, novelistas y ensayistas del siglo XX, de todos los continentes. Tan sólo bajo la inicial B encontramos a Bashevis Singer, Benda, Benjamin, Bioy Casares, Bloom, Bolaño, Borges, Broch y Bulgakov.
¿De dónde proviene esa idea de la crítica como cosmovisión literaria o como archivo personal de la gran literatura occidental? Enrique Vila Matas cree encontrar su origen en las visitas que Christopher Domínguez Michael hace a la librería parisina José Corti, en la Rue de Médicis, frente a los Jardines de Luxemburgo. La “pasión crítica” de Domínguez tendría que ver con el contacto con ese “hogar parisino del romanticismo alemán y antigua casa editorial de los surrealistas”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario